16 de julio de 2009

LA ENFERMERA


El padre de Ryan, el bebé que acaba de morir en un hospital madrileño por serle administrado alimento en vena, tiene la peor muerte de todas, la que te deja vivo. No creo en la mala suerte, así que entendería que este muchacho enloqueciera. Pero hay más víctimas en todo esto. Hay una enfermera, negligente, sí, torpe, incapacitada, descuidada, poco formada, seguid con la lista si tenéis energías, pero humana al fin y al cabo; y que para el resto de su vida va a tener que caminar con la losa de saberse culpable de una muerte evitable. Creo que las personas que trabajan con las personas tiene un grado de vocación mayor que los demás. Siendo enfermero, incluso médico, no te haces rico. Has de estudiar y después trabajar probablemente a turnos por un salario como mucho razonable. Para ser enfermera hay que tener vocación. Vocación de luchar por las vidas. Así que no me imagino como estarán siendo las noches de esta pobre mujer. Me diréis que peor están siendo las de Mohamed y su familia, que se han quedado sin dos seres queridos. Sí. Verdad. Pero no puedo dejar de pensar en la enfermera, en todas las enfermeras y enfermeros del mundo, sujetos a matar en lugar de dar vida por unos centímetros, por un despiste, por un pequeño detalle. Ahora vienen los lamentos, los trastos a la cabeza. Yo pienso que hay tres frentes en los que centrarse: primero Mohamed, que debe recibir todo nuestro cariño institucional. Después la enfermera, que va a necesitar mucha ayuda para enfrentarse otra vez a los pasillos de un hospital. Y después los enfermos (que en algún momento seremos todos), que deben (debemos) estar protegidos por sistemas que consigan que ese porcentaje de errores humanos (inevitables) no acaben con su (nuestra) vida. A todo esto, el Rey de Marruecos se desmarca con la macarrada de fletar un avión para la familia. Estás propagandas dictatoriales de falsa solidaridad me provocan vómito. En esta historia tengo la sensación de que hemos perdido todos. Los vivos, los muertos y la cordura.

3 comentarios:

Dudu dijo...

A Mohamed solo el tiempo le ayudará. Si yo fuera la enfermera no creo que pudiera volver a trabajar de lo mismo, intentaría cambiar de profesión. A los enfermos, suerte para que la enfermera que los cuide no acabe de ser trasladada y no sea su primer día en el nuevo servicio.

Filoabpuerto dijo...

Suscribo todo lo que dices, Larrey
y lo de la "macarrada" de fletar el avión más... y si lo hace que no lo publicite, que siempre tienen que sacar "tajada" en los medios de su "magnaninidad"

Saludos

Merce

Elena dijo...

Pues yo también me estoy acordando de la enfermera estos días. Tengo una hermana con esa profesión y en algún momento de su vida laboral, ella y/o alguna compañera tienen que andar con ayuda para superar o llevar mejor una situación delicada que les ocurrió. Es lo que tiene trabajar persona a persona...vocación, mucha vocación, aunque como en todos los sitios cuecen habas (no me refiero al caso en sí) borregos hay en todos los trabajos ¿o no?