31 de julio de 2009

EL TETRIS


El Tetris es como las hemorroides, que se sufren en silencio. No lo reconocería nunca pero estuve cerca de la adicción con este jueguecito. Me hastían los juegos de ordenador sobremanera, en cambio este me enganchó, tanto que llegué a tener el síndrome de la ficha descendente: cerrar los ojos para dormir y ver figuritas descender. Supe lo que era la frustración de saberte siempre en esa pantalla imposible de pasar (la dichosa 23), la insana envidia de conocer a quien lo hizo (eh, este tipo pasó la 23) o la mala leche de darte cuenta de que esos cinco duros eran los últimos antes de pasar a la reserva activa, esto es, el mundo del mirón. Fueron dos veranos, tal vez tres, pero llegué a desarrollar cierta técnica en el jueguecito, no niego que se me daba bien. Ahora me entero que tiene una historia detrás de lo más interesante. Lo inventó un científico ruso (Alexei Pajintov) en sus tiempos muertos del trabajo, que con ese apellido uno tiende a pensar que luchaba de otro modo más onanista contra el aburrimiento. Después sus rusos jefes vieron el filón y crearon una empresa para explotarlo: Elorg. Su inventor se aburrió del telón de acero y pasó al bando yanki para fundar la Tetris company. Lo más interesante del juego, fuera de su peculiar origen, es su utilidad real fuera del ocio, porque para jugar se utiliza (cito textualmente: El país) la misma parte del córtex motor que usamos cuando queremos mover un objeto de verdad. Resulta que el estrés postraumático tiene una forma bastante común de evidenciarse, y es con la repetición, en lo que llaman memorias intrusivas, una y otra vez de la escena vivida. Por ejemplo, un accidente, repites una y otra vez, de forma imprevista, la secuencia del coche desplazándose, el sonido de las ruedas etc. Pues para eso es muy útil el tetris, pues amortigua el efecto real de estas memorias intrusivas. Se está demostrando su capacidad terapéutica desde el 11S. Así que, además de altamente adictivo, porque como dicen expertos como el citado en el artículo (Eric Demaine) es un gran desafío intelectual, puede tener utilidades terapéuticas. Ya no esconderé mi viejo vicio, total, lo hice por mi salud mental…

1 comentario:

Dudu dijo...

A tomar por culo todos los conocimientos psiquiatricos y psicológicos... mira tu, con el tetris te arreglas el cortex... en fin... me quedo con el apellido del ruso... eso sí que me relaja...