30 de julio de 2009

CERTEZAS


Me muevo bien entre la incertidumbre, entre las dudas. La certeza me provoca mareos. Creo que me pasa como a los marineros en tierra, un principio demasiado indudable hace que la tierra tiemble a mi paso. Eso no quiere decir que no tenga ideas inmutables como cualquier hijo de vecino. Mi ateismo está a prueba de cualquier duda. El amor a mis hijos. Y poco más. Lo demás todo es mutable, susceptible de cambiar. Además, mi cerebro es una especie de emule de las ideas, porque las robo sin el más mínimo remilgo. No olvido referenciar el origen y jamás me vanaglorio de ellas, pero van construyendo entre todas la forma de creer en las cosas. Me gusta cuando alguien me hace cambiar de idea. Cuando una reflexión hace que algo que tenía claro deje de tenerlo. Me paso recientemente con otra carta al director de mi diario de siempre. Versaba sobre el caso del director de orquesta británico que decidió suicidarse (inducido desde una clínica suiza). Desde mi punto de vista era legítimo que lo hiciera, y humano y razonable que haya un lugar donde hacerlo con dignidad y en un ambiente agradable y sincero. El lector se preguntaba, entonces, si la edad adulta era el único requisito, ¿qué pasaría con gente que quiera suicidarse por amor, pero por amor no comprendido?¿esta clínica asistiría la muerte de una mujer de 20 años abandonada por el que creía era el amor de su vida? No recuerdo sus planteamientos exactos, pero esa era la idea. Y me hizo dudar, claro que sí, como siempre. Porque no le falta razón, y tendríamos que recurrir a una especie de comité ético, que como todos los comités éticos acabaría siendo pasto para las creencias religiosas que a la postre condenarían al fracaso tan loable idea. Una vez más, de una certeza absoluta (la clínica es una obra social) pasé a la duda, ¿no será una herramienta también para lunáticos y descentrados con dinero?¿o un sumidero para todas las creencias del más allá? Dudar, sí, dudar es lo mío.

2 comentarios:

Dudu dijo...

En la España cañi, en el Madrid castizo, ni clinicas, ni comités éticos, ni ostias... el viaducto, calle Bailén. Pero esos fueron otros tiempos, luego vino el pensamiento políticamente correcto y colocaron paneles para evitar los "vuelos sin motor".

Dudu dijo...

Cambiado de tema, y... ¿el trastero se toma vacaciones?