5 de abril de 2010

POR SORPRESA


Llegaron los deportes y como siempre la rutina. No le interesan lo más mínimo, así que apenas si presta algo de atención. Aunque esta vez, por sorpresa, una mano se ha adentrado entre sus piernas. Ha mirado a un lado y a otro, y después a él, entre divertida y asustada, entonces ha abierto las piernas ligeramente, casi con timidez; fue cuando los dedos encontraron rápido su destino. Él no deja de mirar uno de los escotes más cotizados del país, hoy especialmente sugerente, como si fuera un canto a la primavera recién estrenada. Una vez que los dedos han saltado todas las barreras de tela y se adentran en su cuerpo con sinuosa pericia ella aprieta la mano entre sus muslos. Creía que era una pequeña broma, un guiño, pero la cosa parece seria y bascula casi imperceptiblemente las caderas para facilitar la entrada y el roce de la palma de la mano con su clítoris. No tarda en sentir un orgasmo intenso, mientras el locutor de deportes sigue a lo suyo con los goles de Messi y el apretadísimo final de la liga, ella tose varias veces y mira al techo alto, oscuro e incomprensible, pero sobre todo interminable como su orgasmo. Se sonríen y busca su bragueta en una especie de gesto de agradecimiento. Para su sorpresa una enorme y dura polla sobresale de la bragueta con una deliciosa y tentadora arrogancia. Así que no lo duda. Cuando llega el hombre del tiempo con sus nubes, sus chubascos, cirros, estratos, se arrodilla y violentamente se la mete en la boca. Entra y sale casi entera, apretándola fuertemente con los labios en su camino, ayudada por la mano, que sube y baja la piel en coordinación con los movimientos de su boca. Él tampoco puede contener el torrente de excitación y cuando terminan las predicciones para el fin de semana, su boca es inundada por un torrente cálido, que aunque no la ha pillado por sorpresa, casi ha podido con su previsión. Rápidamente vuelve a su sitio, se recoloca el pelo y muy pocos espectadores pudieron apreciar en aquella edición la pequeña mancha blanquecina que brillaba todavía en la comisura de los labios de la locutora mientras despedía el telediario. Y de esos, ni uno solo pudo imaginar su verdadero origen.

2 comentarios:

ralero dijo...

¿Y al regidor no le dio un infarto?

Más abrazos.

Dafne dijo...

yo imagino al David Cantero,el del teledi da la 1 con sus canitas ,tan elegante ...ummmmmmm...y el texto alcanza niveles explosivos.

Besos!!!