9 de abril de 2010

LOS CAMAREROS DE HP


Las oficinas de las grandes empresas, imagino que como las más pequeñas, son un micromundo, con sus grandezas y sus miserias, son todo un oficiológico. Inicio aquí una especie de anecdotario de lo que entre los pasillos de una oficina puede uno encontrarse. Los portátiles. Son cada vez más comunes. Como las reuniones, así que cuando te cruzas con un compañero si no viene de tomar un café o del baño lleva un portátil en la mano. Los y las hay que aunque venga de lo otro lo hacen también con él en la mano. La forma de llevarlo por el pasillo es bien curiosa. La mayoría lo llevamos cerrado, a modo de carpeta. También hay quien lo lleva abierto y como si mientras camina trabajara, porque no le pierde ojo a la pantalla. Debe ser eso por lo que no devuelven los saludos. Y mis favoritos: aquellos que cerrado lo llevan pegado al pecho como una adolescente la carpeta repleta de fotos de guapetones y la forma en la que suelen llevarlo otra especie muy común en el oficilógico: el auditor. Estos, por lo común, llevan dentro el espíritu de un camarero que no termina de aflorar, y pasean por la oficina, casi siempre con una taza o vaso de café en la mano, con el portátil abierto y en la palma de la mano, como si en lugar de un informe de auditoría llevara 17 pulgadas pendientes de servir. En un alarde de profesionalidad algunos incluso lo llevan elevado, al aire, como si el aparato fuera alérgico a las moquetas. Estos son los auténticos reyes de la Pasarela Currito de Ofi. Esta postura, está demostrado también, impide al auditor el tan común gesto de devolver el saludo.

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