1 de abril de 2010

LA RAMERA


Cuentan que la palabra RAMERA estaba extremadamente cansada de vivir denostada, vilipendiada y condenada a la oscuridad de los rincones más lúgubres del universo léxico. Estaba agotada y quería cambiar su sino. Un día, sin saber muy bien para qué ni por qué, se adentró en el templo sagrado de la Real Academia, abrió las tapas del diccionario por la ERRE, pasó páginas y páginas y allí la encontró, dormida, con aire triste, pero tranquilo, con el rostro sereno. Era la palabra REMERA. Movida por la rabia de siglos y el deseo de descansar, de cambiar de vida, ni corta ni perezosa le robó la E a su alterego tranquilo. Antes de irse la miró y sintió pena, RMERA no le decía nada, así que se arrancó la A y se la regaló. Salió del tempo feliz con su nueva cara, ansiosa de vivir su nueva vida llena de paz y serenidad…
Algún tiempo después la REMERA empezó a vagar, presa del tedio, por las puertas del templo. Cuentan que incluso cada noche se adentraba sigilosa con la esperanza de encontrar a la RAMERA dormida y poder así volver a robarle la A y devolverle la E. Pero la RAMERA, curiosamente, la noche antes del robo se había dormido como remera suspirando por un milagro, porque alguien le cambiara su tediosa y aburrida vida. Al despertarse, sorprendida, se dio cuenta de que le faltaba una E y le sobraba una A…y empezó su nueva vida llena de aventuras y emociones.

1 comentario:

DINOBAT dijo...

Cada quien es lo que es...