12 de abril de 2010

LA PROFESORA DE SPININNG


Digamos que a él le tocó la lotería de la genética. Lo del gimnasio es más por rutina y sobre todo por las mujeres. Como el spininng. No es que lo de la bicicleta le emocione, sino que pensó que en la clase encontraría nuevas posibles conquistas. Lo que no esperaba era la sorpresa de la profesora, una mujer imponente, alta, de interminables piernas, melena rubia recogida, ojos claros, tez morena y un irresistible acento argentino. Quizá los pechos demasiado pequeños, pero ¿quién necesita la perfección? No lo dudó, puso en marcha todo el armamento pesado desde el primer día. Era una presa compleja, así que requería de un plan a largo plazo. Primeras sonrisas, preguntas fingidamente inocentes sobre la bicicleta, horarios, posibilidades, lo que fuera para ganar segundos de intimidad. Y hacerla reír. Vital en su modus operandi. El primer día supo su nombre. En un mes sus horarios. En dos ya se habían tomado la primera cerveza al salir del gimnasio. En tres llegó la primera cena. Un lugar íntimo, donde ya lo conocen y saben cómo tratarlo para facilitar las cosas. Después la llevó a casa. Quizá pudiera haber arriesgado, pero no lo hizo. La besó tiernamente a modo de despedida y dijo te perdono la copa de esta noche en tu casa si me invitas tú a cenar la próxima vez. Y así ha sido. La copa de vino todavía sin estrenar, apenas un aperitivo, una cerveza y sus cuerpos se fundieron en un largo y tenso beso. Ella se dejó llevar desde el primer momento, como si hasta ahora se hubiera esforzando y se rindiera por fin a la evidencia. Y él ha estado encantado. Ha sabido como desnundarla sin que pareciera que lo hacía, entre besos, mordiscos y gemidos. Antes de que pudiera darse cuenta yacía entregada en la cama. Ahora, con la cabeza entre sus piernas, con la lengua juguetona entre los labios, con dos dedos arqueados y sabios dentro de su cuerpo, se siente pleno y victorioso, y hay algo de narcisismo en la enorme erección que acompaña el juego oral. Cuando estima que la excitación de la profesora es suficiente se incorpora, desde los pies de la cama y la observa en toda su belleza. No puede negar que su última conquista tiene un cuerpo espectacular, que gimiente y sudoroso le parece todavía más cercano a la perfección. Se enfunda la polla en un preservativo y la penetra con delicadeza. Entonces ella levanta la cabeza para dejarla caer de nuevo, los ojos cerrados presos de un incontrolable placer. Se mueve con intensidad, entrando con fuerza y saliendo con la misma tensión. Apoya los pies de la profesora en su cadera para que las piernas se abran en un perfecto arco y comienza a acariciarle el clítoris con el dedo mientras que la penetra siempre despacio y profundo, muy profundo. Progresivamente va aumentando la velocidad, de las embestidas y del dedo. Siente como la profesora entra en el juego arqueando el cuerpo, buscando la penetración y marcándole el ritmo. Ve como tensa las abdominales, como levanta la cabeza, como lo mira a los ojos, entregada, sumisa al placer, ve como le tiembla ligeramente la barbilla, tal vez un párpado, como se aferra a las sábanas con fuerza y como se deja caer de nuevo. Entonces saca la polla, la libera del preservativo y comienza a masturbarse sobre el cuerpo de ella, todavía jadeante, sobrepasada por el placer intenso que acaba de sentir. En apenas unos segundos siente un intenso orgasmo que se esparce por la cintura, las caderas y los muslos. Ella apenas si se percata, porque sigue completamente fuera de sí misma, como si el orgasmo la hubiera trasladado muy lejos y no fuera capaz de volver. Observa su obra una vez más, la perfección tumbada, manchada por su placer. Y se deja caer a su lado. Espera a que se duerma, mientras la besa con ternura y acaricia su pelo entre susurros. Después, en el sigiloso baile de la victoria recoge su ropa y se marcha sin mirar atrás. Cuando cierra la puerta comprende que el spininng ha dejado de interesarle definitivamente.

3 comentarios:

ralero dijo...

Que digo yo que dónde está ese gimnasio. No es por nada, es que me gustaría perder un par de kilos.

Abrazos.

Dafne dijo...

¿Vale decir: como son los hombres una vez conseguido...como decia mi abuela, o eso ya no es politicamente correcto?


Besos@ ,aún estamos en fiesta de pascua..jejej hoy Sant vicent,la fiesta del agua ,en Sant Vicent claro

Unknown dijo...

En este caso sí, pero ¿quién sabe? a lo mejor escribo la segunda parte y la titulo "a cada cerdo le llega su San Martín" puestos con el refranero...
Larrey