La foto pertenece a una redada reciente en un supermercado de droga madrileño. Me impactó la mujer que tengo subrayada. Parece bien vestida, incluso joven. Pese al barro la ropa luce nueva. Zapatillas de marca, gesto sumiso, baja la mirada. Quizá en ese momento, por primera vez en su vida, escuchando los gritos de la policía, sintiendo el frío barro de chabola bajo sus rodillas, se dio cuenta de dónde estaba metida. Me entristeció pero me ilusioné imaginando que esta situación fuera un punto de inflexión en su vida. Y me acordé de mi vecino Javier. Apenas un par de años mayor que yo y que cayó en los brazos mortales de la droga cuando éstos eran poderosos en un barrio como el mío. Recuerdo recogerlo entre varios amigos del suelo y llevarlo a casa. Recuerdo como daba vueltas a la plaza desesperado, perseguido por el mono. Recuerdo alguna vez a la salida del metro cuando me pedía dinero y le decía, tío, Javi, que soy yo. Perdona, perdona, tronco, contestaba la droga con esa voz nasal tan significativa. Un día, después de su enésimo intento de desengancharse, el caballo se lo llevó tan lejos que jamás volvió. Y su madre pasó a ser un fantasma que aun cuando me cruzo con ella sé que me mira y piensa ¡ cómo te pareces a mi hijo ! Y se me encoje el alma. Y pienso en mis padres y en los de mis amigos, en el miedo que debieron pasar al vernos jugar a la pelota en un parque con la tenebrosa sombra de una jeringuilla. Para nosotros no fue lo suficientemente alargada, porque después de una generación poco menos que perdida, sí que aprendimos la lección. Y duele. Duele recordar.
2 de marzo de 2010
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3 comentarios:
Desgraciadamente son innumerables los enganchados a las drogas. Ricos, pobres, catetos, ilustrados...
Tengo una prima que ya no tengo, no se que es de su vida (si es que está viva, creo que sí)...está en el punto que uno imagina que nunca hará con sus hijos y es el que mis tíos no quieren saber nada de ella....para llegar allí han pasado muchas penas y desgracias, no creo que sea una decisión fácil, pero se que la tienen..
Imagino a la madre de tu amigo cuándo te vea..lógico que le recuerdes a su hijo, lógico..
Una triste realidad, cada vez más frecuente.
Más allá del contenido fuerte, me ha gustado la forma en que la has relatado, un buen texto.
Saludos
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