La única forma de que un manual de instrucciones sea útil para un hombre es que en él se incluya el complejísimo (parte indispensable del plan) mecanismo de instalación de las pilas del mando a distancia. Si un hombre logra poner las pilas al mando se acabó la utilidad del manual de instrucciones. En realidad la industria debería hacer dos manuales con cada equipo tecnológico, el de instrucciones para las mujeres y el de emergencia para los hombres. Porque con la tecnología seguimos el mismo principio que con el coche: no nos gusta preguntar. Preferimos pasar dos veces por menú y media docena por set up, girando a la izquierda por configuraciones básicas que pararnos, abrir el manual y ver que bastaba con haber girado a la derecha, por elementos de configuración adicionales. Cuando ya nos damos cuenta de que nos hemos perdido terminamos recurriendo al manual y ahí nos saltamos todos los pasos previos hasta llegar al punto que buscamos. Con una veintena de hombres probando el aparato bastaría para realizar un más que eficiente manual de emergencias, porque somos más previsibles que un culebrón televisivo. El tiempo que tardemos en recurrir al manual depende de la insistencia de la presencia femenina en el evento. Si estamos solos es muy probable que recurramos antes a un colega, oye, tío, ¿tu no te compraste una LG hace nada? Es cierto que la propia idiosincrasia de los manuales no ayuda. A mí ya me da pereza solo buscar el idioma en el que quiero leerlo. Porque, vamos a ver, ¿cuántos checos compran televisores en España? Y luego están los bucles que hay dentro: para configurar el color vaya a tonalidades cromáticas. Cuando vas a tonalidades cromáticas pone para encontrar la tonalidad adecuada vaya a configurar color. Coño ¿no lo podía haber dicho antes? Porque claro, como somos hombres no se nos ocurre ir directos, así que pasamos por otras cuantas funciones antes, mira que bien, aquí está como programar, y cuando terminas el paseo ya ni recuerdas porque querías cambiarle el color, con lo bonito que es el que viene de serie. Otra cosa con el color ¿vosotros notáis alguna diferencia con los colores que vienen por defecto en los televisores? Brillante, natural, extremo…a mí todos me parecen lo mismo. De vuelta a los manuales, otro problema son las traducciones, que eso de dejarle la tarea a un becario que hizo dos cursos antes de que quebrara opening tiene sus consecuencias. Aunque bien visto, esto de los idiomas múltiples tiene sus ventajas, cómo hubiera sabido yo, sino, que microondas se escribe mikoaaltouunin en finlandés Mikrobolgeovn en danés y magnetron en holandés, que me suena a grupo de rock de los ochenta. En fin, me da la impresión de que el único manual que un hombre utilizaría sería el titulado ¿cómo comprender el funcionamiento femenino? Y no sé si ese sería útil del todo, porque aun preguntando ¿quién entiende bien la respuesta de una mujer? ¡¡¡ otra mujer!!!
29 de diciembre de 2009
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1 comentario:
La solución es ir probando...digo en lo de la tele(jejjeje)
En lo de las mujeres con una tenéis bastante, porque hasta que acabeís comprendiendo el funcionamiento echáis una vida.
Besitos!!!
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