EL DÍA DE LA SALUD

Ayer fue el día de la salud y el seguir trabajando para la gran mayoría de los españoles. Incluso aquellos que lanzaban gritos al aire y hablaban por el móvil sosteniendo un boleto premiado, seguirán con sus vidas más o menos iguales en un par de meses. La lotería de Navidad es el cemento de las loterías, porque solo sirve para tapar agujeros. Aun así, algo tiene. Un euromillón te cambia de vida, te cambia de casa, puede que de ciudad, te permite dejar el trabajo. La de Navidad no. Y algo tiene. Algo de solidario, y también de tradicional, metido en nuestro universo colectivo. La forma de cantar los niños los números, la gente compartiendo décimos, las famosas participaciones, las empresas que fomentan la compra de un número colectivo para sus trabajadores. Si a todos los trabajadores de una empresa les tocara el euromillón podría ser la ruina de la empresa cuando, al día siguiente, ninguno volviera a su puesto de trabajo. En cambio con la de la Navidad las empresas participan. No niego que me despierto con cierta ilusión y que trabajamos con Internet abierto, actualizando, ya ha salido el cuarto, ya van tres quintos, ahí va el tercero, y el gordo, que salió el gordo. Y sí, un año más no nos ha tocado, y es entonces cuando, sacando el champagne de la nevera, nos acordamos de la salud, y del trabajo. Y pienso en el año, veo a mis hijos, saludables y felices esperando a Papá Noel, recuerdo que a los hospitales si voy es de visita, reviso mi banco y veo, que pese a ERES, crisis y demás mandangas, la nómina me ha llegado. Me miro el ombligo del alma y siento que me ha tocado la lotería, aunque haya tirado todos los décimos ya a la basura.