21 de diciembre de 2009


Escribo esto metido en un atasco. A estas horas suelo haber publicado. La nieve/barro me rodea, y un montón de conductores que, como yo, pensaron que por ser más madrugadores que nadie iban a llegar a su trabajo antes de que el caos se hiciera dueño de la ciudad. Si levanto la vista solo veo luces rojas, las traseras de los coches que me preceden. En dirección contraria los coches circulan, la M40 todavía no se ha colapsado. Llevo una hora y cuarto para un trayecto al que le dedico 30 minutos un día normal. Y lo que te rondaré Fernando Alonso. Me quedan unos tres kilómetros para llegar al currele, pero en la última hora no he hecho ni 700 metros y esto no puede ir más que a peor. Me río pensando en que podría serlo, que en lugar de CFF la matrícula del que va delante fuera JDT. Tengo, además, cierto miedo, en unos 500 metros, esto es, una horita más, hay una cuesta de entrada a la nacional, si estamos atascados, no me extrañaría que ahí los coches derrapen, se salgan y demás incidencias clásicas. Quizá eso explique que ahora estemos como estemos, lo mismo esa cuesta es ahora como el final de una partida de tetris. También me alegro de ser una persona especialmente previsora. Ayer fui intencionadamente, y con el frío que hacía, a llenar el depósito de gasoil. Bien pudiera haber dicho, bueno, mañana camino del curro lo lleno. Entonces escribiría esto esperando la grúa. Cosas de ser cuadriculado, algo bueno tenía que tener. Vivo este atasco con serenidad, la verdad, la calefacción funciona, tengo el depósito lleno y solo me va a fallar la batería del portátil. Madrid es una ciudad comodona, la lluvia nos atasca y la nieve nos colapsa. No entiendo como la vida sigue en Finlandia, coño, que allí nieva medio año. No cojas el coche, te dicen en la radio. Y pienso, ya, claro, y me tiro dos horas para llegar al trabajo. Miro ahora el reloj y voy camino de la hora y media y todavía no he pasado la cuesta del tetris. Pues sí, tampoco hubiera estado mal. Pero estoy donde estoy, atascado en el amanecer blanco, rojo y marrón de la ciudad que amo con la misma desidia e indiferencia con que la odio. Y ahora os voy a tener que dejar, me acerco al tetris y necesito las dos manos al volante. Si estás leyendo esto es que, mal que bien, más tarde que temprano, he llegado al trabajo y con tiempo de dar a publicar.

una hora después…


Pues sí, dos horas y media desde que salí de casa y por fin estoy en el trabajo. Ha sido toda una aventura, me he leído casi todo el periódico, he visto un precioso amanecer atascado y he comprobado, a partes iguales, como el homo conductorense puede ser extremadamente educado y respetuoso, como egoísta y subnormal, y que me perdonen los subnormales. ¿Damnificados del día de hoy? El trastero en llamas…

5 comentarios:

ralero dijo...

Bah, yo una vez salí de casa a las 6 y media de la mañana y llegué al curro a la unia y media (13:30). Y no nevaba.

Fuera de bromas, lo cierto es que esta vida que llevamos tan centrada en la movilidad (a la que con gran cinismo adjetivan de sostenible) y tan olvidadiza con la accesibilidad es un asco.

Y la anécdota contada en plan guasa, sí, es cierta.

Abrazos.

Jésvel dijo...

Por algo me vine yo a vivir a un pueblo...

Larrey dijo...

mi record siguen siendo 3 horas para 29 kilómetros, por debajo de un corredor de maratones

Elena dijo...

Me alegro mucho mucho de vivir a 6km de mi curro....por mucho atasco que haya, lo máximo ha sido en vez de 10 min. media horeja.
¡al menos no te has aburrido mucho Larrey! Bs.

Dudu dijo...

Mi señora esposa te ha ganado. Salió de Rivas a las 7:30 y llego a las 11:00 al polígono de Fuencarral, m-30 mediante.
Sin comentarios, por unos pocos copos de nieve.