3 de septiembre de 2009

LA REBELIÓN DE LOS OBJETOS


Tengo una teoría entre Juan José Millás e Iker Jiménez. Creo que los objetos tienen vida propia. Incluso voy más allá: son unos cachondos. Tu coche lleva meses haciendo un ruido tremendo, cansado y preocupado decides ir al taller. Entras y cuando hablas con el mecánico el ruido desaparece, como por arte de magia. ¿No es eso cachondeo? Creo, además, que los objetos están dotados de la capacidad de comunicarse, sino no logro entenderlo. He sufrido una verdadera rebelión de objetos estos días. El intermitente de mi coche hace honor a su nombre, y unas veces funciona y otras no, lo que complica su diagnósis, pues tendría que llevar al mecánico conmigo ¿ves? ahora no funciona. Otros objetos, como mi móvil, cuentan también con la inestimable ayuda infantil. El día antes de irme de vacaciones uno de los limpias del coche pidió la baja. Así que ahora, cuan agricultor ansioso, miro al cielo con recelo de cualquier cúmulo, cirro o estrato. Al volver siempre reviso el coche, porque a las siete de la mañana buscar alternativas resulta más costoso. Y decidió el embrague en connivencia con la caja de cambios, dejar de hacer sus funciones. Remuevo Roma con Santiago para tener un coche al día siguiente y, por cabezonería, a última hora, antes de dormir, lo vuelvo a probar y por arte de magia la incidencia desaparece. La radio, del mismo coche, al que empiezo a culpar de la rebelión, también ha empezado a dar problemas. Uso un adaptador de cintas para poner el MP3, pues resulta que ahora esté o no esté puesto, lo detecta, con lo que no funciona la radio sencilla. Así que, como por las mañanas me gusta escuchar la radio, se da el curioso caso de que pongo el Mp3 para escucharla. Bueno, eso porque me he comprado otro, porque el anterior decidió comerse la cabeza de una clavija quedando impenetrable para futuros cascos. La taza del vater se ha partido por la mitad. El lavavajillas pierde agua y he tenido que cambiar el tubo del desagüe... ahora que lo pienso, esto ha empezado a ocurrir desde el destierro del famoso aquauno práctico, ¿no será él una especie de William Wallance de los objetos? ¡ podrás devolverme a la tienda, pero jamás podrás robarme la libertad ! Da miedo.

8 comentarios:

Dudu dijo...

Acojona. Echa el cerrojo de la puerta de la habitación cuando duermas.

ralero dijo...

Joder, esta casa -tú casa- es una ruina ¿no?

Abrazos.

Caminante dijo...

Algo no funciona... ¡no! algos no funcionan... es entonces cuando todos desearíamos volver a la selva, a "nuestra" libertad
¡la esclavitud a las tecnologías!
retemblores le dan a una.
Un abrazo. PAQUITA

Elena dijo...

¡¡Feliz regreso de vacaciones!!...por decir algo....suave, suave, todo se irá arreglando. Bsss ¿rotos?

Larrey dijo...

Me faltó incluir que también se me ha rebelado la cámara de fotos, cansada de flotar en el fondo de una bolsa sobre el contenido de un biberón mal cerrado...

Anónimo dijo...

Tengo un amigo a que eso que te esta ocurriendo le llama "la revelión de los electrodomésticos",...... uno va detras de otro.
Paciencia
Javilo

Larrey dijo...

Último susto: la nevera. Pero sólo susto, sólo susto...

Noimporta dijo...

El reproductor de CD's de mi coche se tragó uno y no hubo forma de que lo expulsara durante 5 semanas (normalmente no tarda en expulsarlos más de dos días). Al final fui al mecánico y, por supuesto, le dió al botoncito una vez y.. salió... No pude evitar soltar un sonoro ¡"joputa-coche"!