21 de septiembre de 2009

MICROS


Su feliz cambio de vida se vio reflejado en un pequeño detalle: hacía semanas que había perdido el reloj y todavía no se había dado cuenta.

3 comentarios:

Dudu dijo...

Cuanto me gustaría tener los arrestos suficientes para cambiar de vida, para darles a mis hijos calidad, no cantidad.

Elena dijo...

La gente que vive en el lugar que uno piensa que será la leche, también tienen jornadas, horarios, extraescolares....q sí, que algo mas despacio, es verdad,... pero la vida es casi igual para todos. Firma una que se cuestionó de manera muy seria irse de los madriles a Cádiz....pero es que hay cosas que no se pueden pagar con la MASTER-CARD y eso para mí, es la familia. Bss

may dijo...

Este micro es casi ciencia-ficción. Yo, como casi todos, vivo pendiente del reloj. Cuatro minutos de aquí al cole de Lucí, cuatro hasta el horno, seís reposados hasta el curro... vuelta a empezar.
Despertador cuatro y media de la mañana: tiempo para escribir. Seís treinta: la comida, lo que haya que hacer por casa. Ocho menos cuarto: duchas, desayunos y carreras para llegar a tiempo a esos cuatro minutos que me separan del colegio de la peque.

Quiero un lugar en este o en otro mundo donde se me pueda parar el reloj sin consecuencias.