Su incapacidad para escuchar no venía de una falta de respeto, sino de una falta de tiempo, ya que el principio básico de escuchar al otro es callarse primero.
NOTA: todos conocemos a una persona así, ombligo del mundo incapaz de callarse y que utiliza a su interlocutor como la pared de un frontón en la que no deja de escucharse.
1 comentario:
Lo cual no deja de ser una falta de respeto.
Abrazos.
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