23 de septiembre de 2009

INSUMISIÓN


No suelo arrepentirme de las decisiones que tomo. Pienso que los parámetros que influyeron en mí jamás se van a repetir, así que jugar a valorar es injusto. Solo le pongo un pero a esta premisa: la mili. Reconozco que saqué el máximo partido de ella (un título profesional de submarinismo) pero si cumplí con el ya olvidado ritual de pérdida de tiempo castrense no fue por inercia, comodidad o, ni mucho menos, convencimiento. Fue por miedo. Por falta de valor. Mis principios me invitaban a ser insumiso. No quería hacer la mili pero, además, creía en la lucha contra esa barbarie que condenaba a todo hijo de vecino a pasar casi un año entre cuarteles, garitas y profesionales del ejército. Pero vivía bajo un techo, bajo unas normas y temía más incumplirlas en casa que en el estado. También las consecuencias que sobrevolaban sobre los insumisos eran atemorizantes, incapacidad para ser funcionario y hasta la cárcel. Aun así creo que si hubiera sido insumiso ahora no estaría escribiendo esta carta, sino agradeciendo, como hizo Pepe Beunza no hace mucho en una carta a El País, a personas como el recientemente fallecido Ruiz-Giménez, el apoyo y la ayuda a los que fueron valientes (no yo) y decidiendo poner, con su rebeldía e insumisión, la primera piedra del muro que desterró para siempre la atrocidad del SMO, el dichoso servicio militar, la puta mili de los cojones. Si hubiera sido insumiso estaría orgulloso.

5 comentarios:

Dudu dijo...

En mi caso hubiera preferido la objección de conciencia, pero al final todo se resumió en aquello que me llevaba menos meses de pérdida de tiempo, con lo que me decidí por la mili. Al final, algo se consiguió, tu un título de submarinismo y algún amigo más, otros amigos, carnets de conducir camiones y yo un par de meses de trabajo de celador al acabar la mili en el Ramón y Cajal.

Milena dijo...

Bueno, bueno,... la vida nos pone delante otras muchas situaciones ante las que insubordinarse..."tas" a tiempo, Larrey, majo.

Y oye, ¿Por qué le gustará tanto a los tíos hablar de la mili ? No lo digo por tí que tampoco te he visto abundar en ello

Elena dijo...

La mili para muchos sigue siendo ese tema donde te cagas en aquel tipejo cuando te hizo nosequé, y lo dices riéndote mientras tomas una cervecita fría con ese amigo tan majo que tienes y que hiciste en la mili. Ni todo es malo, ni todo es bueno...tengo un amigo que es decirle MILI y ya empieza bla, bla, bla....es que a él le fue de vicio, ja,ja,..

Larrey dijo...

Supongo que mientras recordamos la mili volvemos a ser jóvenes. Nosotros, en mi grupo, tenemos nuestra "mili" particular: el instituto, ahí si que nos dejamos llevar contando recuerdos.

dafne dijo...

Con respecto a tu último comentario,fíjate..acabo de empezar un libro de Toni Cucarella,escritor de Xativa,que su primera frase es:"Evocar no és,com afirmen alguns,reviure el passat per rescatar-lo,sinó donar-li finalment,sepultura( o sea envocar es enterrar o por lo menos comenzar a hacerlo) Curioso pensamiento..

Besos