24 de octubre de 2008

CURRICULO

Ayer pasé junto a una ludoteca a la que iba hace unos años a sacarle partido a mi jornada partida. Comía a toda velocidad y me acercaba a ver media pelícual diaria. Una especie de biblioteca con televisores, dvd y cascos. Algo impersonal y poco íntimo, pero muy interesante. Y me dio por recordar que en mi raro historial laboral siempre le he encontrado una utilidad extramonetaria al trabajo. En la vendimia aprendí a valorar los madrugones, aprendí de Jesús tantas cosas sobre el color de las nubes antes de llover y sobre dichos populares. Trabajé una larga temporada en el Centro Español Superior para la Información y la Defensa (CESID) donde entendí que los espías son, al fin y al cabo, tipos como nosotros que como mucho, se esconden tras una gabardina. Como socorrista aprendí a enseñar a nadar a decenas, sino centenares, de niños. Como reponedor de Continente (ahora Carrefour) me di cuenta de que los que madrugaban mucho eran siempre los mismos, en los mismos lugares, a la misma hora. De mi etapa como gerocultor en una residencia para mayores volví a encontrarme a personas como Jesús, a entender que las arrugas que más duelen son las del alma y que una sonrisa puede valer más que mil palabras. Grabando datos descubrí que el sonido de las teclas me gustaba y después tuve toda una suerte de trabajos mal pagados frente a un ordenador hasta mis dos últimos estables (uno de ellos el que ahora me paga la hipoteca) en los que he aprendido muchas cosas, entre ellas que es muy difícil que un compañero de trabajo pase a ser tu amigo, y de eso te das cuenta cuando deja de ser tu compañero.
No lo puedo negar, me siento orgulloso de mi curriculum.

2 comentarios:

Didac Valmón dijo...

yo también lo haría con uno así...genial este post

Elena dijo...

¡enhorabuena por tanto aprendido en tu vida laboral!...otros, como yo, empecé y sigo en la misma fábrica, eso sí, en 20 años que llevo he estado en 5 sitios distintos con compas distintos y trabajos distintos....¡20 años ya! yo misma me alucino,... entrábamos desde la escuela taller a trabajar directamente con 16 años,...¡las cuentas no fallan!

Un beso larrey (ayer estuvimos con Luisa, quiero decir, con Mónica Villanueva, je,je,...)