9 de octubre de 2008

DESCONFIANZA

Se tambalean las bolsas. La crisis se ha instalado definitivamente en la confianza de los inversores que histéricos, dudan y confían, confían y dudan, convirtiendo el mercado financiero en un carrusel de vaivenes desconcertantes. Volatilidad es la palabra que emplean los teóricos para definir lo que está pasando en los mercados bursátiles. Ni siquiera los parches en forma de dinero público inyectado al sector privado han conseguido calmar los ánimos. Hay muchos nervios.

Los teóricos del liberalismo salvaje de repente han desaparecido del mapa o bien se han reconvertido en pocas horas, incluso minutos, para apoyar las intervenciones del Estado, único benefactor al final de este camino.

Se desempolvan los libros de economía apartados hace años, de nuevo se habla de Keynes, de Galbraith, de la intervención económica del Estado, y curiosamente cuando uno se interesa por la economía cae en la cuenta de que el crash de 1929 tuvo unas consecuencias muy parecidas a las que se están produciendo ahora. Se desplomó la bolsa, los bancos dejaron de dar créditos, cayo la demanda de consumo, las empresas empezaron a despedir a los trabajadores ¿os suena de algo?. Ahora ha sucedido algo parecido, aunque el origen en este caso ha sido el de la concesión de hipotecas basura por los bancos norteamericanos.

Pero las causas y las consecuencias son diferentes, porque se diga lo que se diga la historia nunca se repite, eso es absurdo, puede haber cosas que se parezcan mucho, pero un hecho histórico nunca podrá ser igual a otro. Hitler fue Hitler, y no ha habido otro igual que él ni antes ni después. La historia la hace el hombre y como tal se debe a los hechos de los humanos en la tierra y no se debe a nada más.

Esta es la primera crisis económica del siglo XXI, una crisis que afecta a todo el planeta. Las noticias que antes tardaban días, ahora tardan segundos en recorrer el globo, la nacionalización de bancos en Inglaterra ha sido noticia durante dos horas, luego la noticia ha sido el desplome de las bolsas, después la rebaja del precio del dinero y luego que a pesar de ese abaratamiento las bolsas no han respondido.

Se impone la desconfianza y se contagia. La crisis es psicológica, todas las crisis financieras lo son. Se agota un ciclo productivo, la gente tiembla. Recuperemos la calma.

1 comentario:

Larrey dijo...

sabías palabras, capitán