22 de octubre de 2008

EL SOCIALISTA

Ahora sí que la campaña americana para la presidencia ha entrado en la guerra sucia. Se acabaron las medias tintas, las buenas palabras y empiezan las cuchilladas directas. En esta dinámica se nos presenta el candidato Mc Cain (¿el de las patatas?) y da rienda suelta a toda su bilis con una endiablada diatriba que busca derribar a su contrario con un golpe certero, acusándolo de socialista. Obama, que se está mostrando tan ducho en estas batallas como en la más elegante de las dialécticas, contraataca mostrando sus cartas, sus credenciales, enseña a sus amigos de derechas, los que apoyan sus candidatura sin medianías para ejemplificar que un hombre como esas amistades jamás de los jamases podría ser socialista, pues no son listos los mencionados para dejarse engañar por un negro y encima socialista, vamos, habrase visto. Así que, a lo visto, en Estados Unidos ser socialista es poco más que ser un terrorista, pederasta o vaya usted a saber. No es que Obama haya encontrado un atajo simple e histórico del tipo, si pensar en los jubilados es ser socialista, si pensar en los obreros es ser socialista, si pensar en la sanidad es ser socialista, sí, Mc Cain, soy socialista (aquí es cuando grita y el público rompe en aplausos). Pero claro, esto es como cuando en el colegio te decía maricón, no reflexionabas y explicabas que la sexualidad es una elección libre, que cada uno a su cama puede invitar a quien quiera, no, te ofendes y rápido gritas ¡ yo no soy maricón !, como si serlo hubiera sido un problema para ti. Creo que un país sin izquierda es un país condenado a repetir siempre el mismo rol político (tenerla no asegura lo contrario, pero al menos invita al optimismo) y creo que Estados Unidos, sus fuerzas armadas y su imperialismo político-económico son el mejor ejemplo de lo que puede ser una política de derechas o de más derechas.

1 comentario:

ralero dijo...

Socialista, socialista, socialista, socialista... ummmmmm... socialista, ¿qué demonios es eso de socialista?

Abrazos.