24 de febrero de 2011

NO SI AL FINAL



No creo en la mala suerte pero me da la impresión de porque eso da mala suerte...
Ayer cambié las cuatro ruedas del coche. No las compres malas, no te fíes. Vale, haremos un esfuerzo. Busqué un taller que me ofreciera unos neumáticos a precio razonable: taller en Boadilla y unas Bridgeston. Ayer estructuro la tarde para solucionarlo todo con el menor coste de tiempo posible, otra de mis preocupaciones. A las siete y media, después de 45 minutos empantanado viendo como desmontan, montan y equilibran y un sorprendente, diminuto y eterno atasco de salida del polígono, llego a casa derrengado. Casi trece horas después de haber franqueado la puerta de salida...La sonrisa de mi familia y la garantía de tener un coche agarrado al suelo con cauchos nuevos merece la pena.
Hoy llego al trabajo, aparco, con mi tiempo y mi calma de siempre y a la media hora llega un compañero oye, que tienes una rueda pinchada. No me lo puedo creer. Y no parece pinchada, es como si estuviera perdiendo poco a poco el aire, porque no está en el suelo (¡todavía!) ¿Y ahora qué? ¿Monto la rueda de repuesto, me voy al taller y cojo de las pelotas al dueño hasta que me pongan una nueva?¿exijo que sean ellos los encargados de hacerlo, traer un operario y que me lleve el coche una grúa de su propio taller?¿me cago en sus muertos y empiezo con los trámites? Esa opción parece la más certera, cuando menos la más factible, así que ya estoy buscando el teléfono porque la relación excrementos-decesos está casi finiquitada. Mierda de coches.

2 comentarios:

Larrey dijo...

Al final fue un error humano. Solucionado con suerte (que disponga de flexibilidad en mi trabajo) tiempo y buena voluntad ante el fallo de los demás. Han reconocido su fallo y han puesto una rueda nueva. En fin, soy un iman para estas cosas...

Elena dijo...

¿Imán porque atraes problemas de coches?...je,je,...oye, q me alegro tío, que lo tuyo va de "temporadita chunga con los coches"...bss a la familia.