Llevo noches, diría que semanas, siendo pesimista incluso meses, que duermo bastante mal. Si cierro los ojos me acechan misteriosas sombras. Unas son alargadas y cubren toda la habitación, deformándose cabronas sobre las arrugas que mi pareja y yo le dibujamos en la cama. Otras son regordetas, rellenas o rotas como por un disparo certero por la mitad. Unas alzan el brazo al cielo de nuestro techo como pidiendo clemencia y mientras otras bailan las unas agarradas a las otras en danzas crueles. Creo adivinar que una de ellas lleva una gorra militar y temo que se la jefa de todas. Hay una regordeta que me recuerda a un siniestro muñeco de nieve. Otra como si un ave estuviera volando de lado. Otra como si una silla quisiera atacarme... lo peor de todo es que abro los ojos y están ahí, igual que en el ordenador, en internet...por que ¿cuando cojones se van a cansar de mí los números rojos?
22 de febrero de 2011
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