Para los de mi generación El Equipo "A" fue algo más que una serie. Aquella especie de Curro Jimenez a la americana y con furgoneta negra, representó la dosis de justicia callejera que todo adolescente necesita. Si décadas atrás fue el Algarrobo nosotros tuvimos a MA Barracus. Si nuestros padres soñaron con emular al Estudiante, nosotros quisimos ser tan ingeniosos y atractivos como Fénix. Visto con el prisma de la madurez aquella serie no era más que un compendio de tópicos instalados con comodidad en el más absoluto de los ridículos. Pero gustaba ¿Qué te importaba con doce años que las metralletas tuvieran siempre las miras mal y terminaran haciendo un reguero en el suelo? Porque para ser unos profesionales tenían bastante mala puntería. Y en todos, absolutamente todos los capítulos, se producía al menos un accidente de coche que elevándose por dos ruedas termina con los bajos al cielo. Y siempre, en un proteccionismo llevado hasta el paroxismo, el malo malísimo terminaba saliendo por la ventana. Vivo, estaba vivo, era el mensaje. Lo que peor llevaba era el tema de los encierros. Siempre que caían en las garras de un malvado que tenía atemorizado a un pueblo, éste idiota los encerraba en un chamizo en el que nunca faltaba un vehículo a motor, unas placas de hierro y un soldador. Cojones, que estás encerrando al Equipo A, hazlo en un zulo alicatado hasta el techo y sin ventanucos, hombre de Dios. Pues con todo y con eso, la serie está a años luz de su hermana pequeña la película. Porque, como todas las semanas, tuve mi MacCine (o fastmovie) y ella fue la elegida. Que no solo de Fellini y Wilder vive el hombre. Me tumbé en el sofá con la esperanza de tener un atracón de nostalgia y efectos especiales. Pero ni de lo uno ni de lo otro. Porque los personajes son irreconocibles (tal vez Murdoc está un poco a la altura) y los efectos especiales, sobre los que cimenta la película, tampoco pasarán a la historia. Una historia, por cierto, la de la película, que no tiene ni pies ni cabeza y cuya única virtud es explicarnos, por fin puedo dormir tranquilo, porque un tiarrón tan grande como MA tiene miedo a volar. Y aunque la realidad siempre puede con la nostalgia, o más bien por eso, me quedo con la serie.
9 de febrero de 2011
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4 comentarios:
Pues a mí la dichosa serie me entretenía, no lo niego. Eso sí, los del equipo me resultaban tan "enteraos", tan arrogantes, tan listillos, que siempre esperaba, en vano, a que alguna vez ganaran los "malos". Cosas de bético, supongo.
Abrazos.
Por favor, los mitos de nuestra infancia no se pueden ni revisar, ni juzgar con taitantos más... ¿Cómo sería la película de McGiver?. Yo siempre me preguntaba cómo no me había dado cuenta antes de que todo lo que llevaba en la mochila del colegio era un arsenal en potencia. ¡Los clips eran armas letales! Ver ahora un capítulo es quitarle el encanto a los recuerdos.
¡que buena serie y qué tardes más estupendas nos han hecho pasar!...el guapo, el jefe, el fuerte y el ¿tonto-listo?...la furgo, los malos que nunca morían, el romance, el miedo de MA a volar, el puro....la peli no estuvo mal, pero yo también me quedo con mis recuerdos de la serie..¡los originales!
El McGiver español se llama Bricomanía
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