8 de junio de 2010

GRATIS


El poder que la palabra gratis ejerce sobre las personas es misterioso. Es un cebo publicitario consecuencia de su verdadera capacidad de condicionar voluntades. Tu pon algo gratis y tendrás asegurada la cola de personas esperando ¿el qué? eso es lo de menos. Lo veo de forma constante, pero para mí el verdadero paradigma es el roscón navideño. Y me van a perdona el prejuicio, pero el jubilado es el rey del gratis. Allí los ves, una, dos, tres horas (¡es que es gratis!) las que haga falta para recoger un triste trozo de roscón y un vaso de plástico con chocolate. Valor en el mercado ¿tres euros? Ahora dale la vuelta al argumento. Antes de que ese jubilado, o quien fuera, descubra una cola tras la que hay algo gratis, pídele que por tres euros se quede dos horas de pie, en medio de la plaza, con cinco grados bajo cero y amenazando lluvia. Te dirá que si le estás tomando el pelo, que ya ha trabajado suficiente en su vida y que por tres euros él ni sale de casa. En cambio, dos calles más abajo verá que hay roscón gratis y no lo durará, allá que irá con la pregunta ¿es usted del último, caballero? Somos capaces de quedarnos cualquier cosa que sea gratis, la que sea, ya le buscaremos después utilidad. O no. La basura está llena de cosas gratis que nadie supo que hacer con ellas.

2 comentarios:

Xana dijo...

pero es que..... ¡¡ERA GRATIS!!

Elena dijo...

Tú lo has dicho...Jubilados y cosas gratis, son un buen matrimonio....¿y los abuelos que se tiran a por 4 caramelos que caen al suelo de la carroza de navidad, ávidos por cogerlos, cuando a la par se ve a un padre que también les quería para su pequeño?....."ES MIO...MI TESORO, ES MIO"...uf, es que lo he vivido y qué rabia me daban...buenas noches.