Hubo un pueblo en el lejano Oeste llamado Speincity. Era un lugar soleado y tranquilo, dirigido por el sherif Bent Eyebrow. El único problema, además de la tendencia a la fiesta y el despilfarro de los lugareños, era una banda de cuatreros a la que todos llamaba los del Botín. Algunos de sus miembros eran ya míticos, Beseceache, Catalanbox y otros poblaban el imaginario común. Las abuelas asustaban a los niños con el hombre del Euribor. Mientras el poblado mantuvo su día a día y los cuatreros su nivel de beneficio, todo estuvo más o menos tranquilo. Incluso la banda prestaba dinero a los ciudadanos que querían hacerse una casa o mejorar su negocio. Hasta que llegó una repentina crisis, entonces los ciudadanos apenas si tenían para comer, con lo que los cuatreros dejaron de tener qué robar y los intereses se demoraban en demasía. Se vieron sin beneficios y muertos de hambre. No querían matar, así que hablaron con el sherif, oye, le dijeron, si entre todos nos ayudáis prometemos no matar a nadie. Así Bent Eyerbrow reunió a su pueblo, les explicó que en momentos de crisis había que arrimar el hombro, que aunque sonara injusto iba a crear un impuesto especial para salvar a la banda de cuatreros de la ruina y el hambre, recuperando así la paz imperante antes de la crisis. A regañadientes el pueblo accedió, arrimó el hombro y sacando de donde no había, mantuvieron con vida a la banda del Botín. Después llegaron tiempos mejores y algunos aldeanos le reclamaron al sherif que exigiera a la banda de ladrones que devolvieran todo aquel dinero. Y Bent lo intentó, pero por mucho que los buscó por colinas, valles y montañas, no hubo rastro de ellos...
2 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
El autentico problema no es que los cuatreros desaparezcan, es que siguen ahí... y con nuestra pasta.
Andoni
Tienes toda la razón Andoni, pero no sabía como condensar en una frase la idea de ese banquero mirando para otro lado, desde su despachote enorme, mientras el terrenal ciudadano se las ve y se las desea para llegar a fin de mes. Quizá, muy a mi pesar, lo más fantasioso es imaginarme a ZP digo, al serifh, pidiendo explicaciones a los banqueros...digo...
Así son las cosas, lo cual no quiere decir que puedieren cambiar si todos arrimásemos el hombro para caminar en esa dirección.
yo... sabes lo que te digo...que cuando pongan la peli en los cines no iré a verla...con tu reseña ya me hago a la idea...muy buena...
Besos!!!
Y colorin colorado este cuento.... NO ha acabado.
Buen post,Larrey.
Beso.
Publicar un comentario