17 de junio de 2010

EL TORERO VALIENTE


La historia tiene tantos tintes rocambolescos que no la podía dejar escapar. Tanto que si a Christian Hernández le pones un flequillo largo y rubio que resople, al estilo José María Tasso, pues parece salido de cualquier película del mismísimo Berlanga. No le faltaría celuloide en El Verdugo, seguro. Pero también es macabra y triste, hasta el paroxismo. Es penoso que encima me consuele que no haya pasado en España. El caso es que este muchacho, al que probablemente se le iba a aplaudir y vitorear por mutilar, humillar, maltratar y matar a un animal en un coso de arena, terminó arrestado porque no tuvo los cojones para hacerlo. Ahora, no le faltaron para cortarse la coleta, literalmente, en medio de todo el jaleo de la plaza. Para eso también los hay que tener. Yo lo siento, pero desde mi distanciamiento paulatino del patrio arte de matar animales con cuernos en plazas abarrotadas, estoy llegando al rechazo activo y visceral. No puedo con esto. Es anacrónico, cruel, asesino, vergonzoso y vergonzante, y que haya mentes sensibles por las que circula algún tipo de raciocinio y además capacidad para la sensibilidad artística, que lo defiendan me descoloca tanto que no sé que escribir. Espero que Christian encuentre su lugar en la vida, después de un camino torcido y sangriento, y que pronto las plazas de toros se utilicen sólo para conciertos y exhibiciones de motos.

2 comentarios:

ralero dijo...

Tener miedo es algo de lo más humano. Infligir tortura, una brutalidad. Me alegro por Christian.

Abrazos.

Elena dijo...

Pues aunque te parezca mentira Larrey, mogollón de personas defienden el momento crucial de la plaza, como el GRAN MOMENTO PARA EL TORO,.....mi madre, y mira que he tenido tema con ella y nada, que no la saco de ahí. Que si se ha criado sólo para ese día, que si es su gran día, que si...QUE NO MAMA, QUE NO..