23 de febrero de 2010

POR DONDE VA EL AGUA

No veo a la naturaleza vengativa. Si lo fuera, nos habría mandado hace siglos a la estratosfera de una patada ecológica. La veo tozuda, eso sí, y el agua la más tozuda de sus hijas. Lo que ha pasado en Madeira nos retrata. Ya lo hizo en Biescas, sin ir más lejos. Pero lo veo cada periodo estival en muchos pueblos de Levante. Hay muy mala memoria y desprecio hacia el agua. Las rieras y los barrancos urbanizados son una apuesta segura a la desgracia. Después, una simple tormenta de verano y campeonato de coches flotantes en el fango. Me recuerda a un capítulo de Goomer, estando en la playa con Elma tomando el sol ésta se levanta y se va, él extrañado pregunta ¿a dónde vas? es que en cinco minutos llega el invierno. Él, suficiente y terrícola considera una exagerada a su pareja alienigena y una viñeta después aparece el bueno de Goomer cubierto por una profusa nevada. Pues Goomer somos todos, aparcando nuestros coches en las rieras, construyendo en los barrancos, poniendo campings en las laderas de las montañas, despreciando el agua y su natural tendencia a no respetar nada salvo su rutina y su camino. Somos una plaga, pero como no nos andemos con ojo vamos a desaparecer antes de hacer desaparecer, como estaba previsto, al resto de seres vivos del universo.

3 comentarios:

dafne dijo...

Asi es ,el agua desbocada ,busca su curso inicial.Sin ir más lejos,el pueblo donde yo vivo,con la riada del 57 ....al político que como pago de algún interés asfaltó y convirti' en calle el antiguo vallejo,ni se le pasó por la cabeza que tal cosa pudiese ocurrir.

El Éxodo que tanto sabe sobre ordenación del territorio también podrá decir tantas cosasss...

Besos!

Elena dijo...

El río busca cauce a pesar de los años, pues su memoria nunca le falla...¡aún recuerdo lo del camping! y Dafne, cuando estuve en Valencia, ví la línea en un bar, de hasta donde había llegado el agua en el año.....ese mismo que tú seguro sabes.

Jésvel dijo...

Para tozudos, nosotros, los humanos. Recuerdo que, cuando llegué a Salamanca, hace ya 24 años, me sorprendió que las calles se llenasen de agua, hasta que me enteré que es que se habian drenado muchos regatos....