8 de febrero de 2010

DE ENSUEÑO


¿Cómo decirlo? Era la típica mujer perfecta, de curvas sinuosas, ropa ligeramente provocativa, labios rojos que reflejaban la luz de las bolas de la discoteca con crueldad. Los pantalones negros y ajustados encerraban unas piernas de ensueño y un culo que era un monumento a la perfección redondeada. Él un tipo que siempre tuvo mucha suerte con las mujeres. Pero no tanto. No al menos hasta aquella noche. Miradas cómplices, algún gesto de fingida timidez, cualquiera que haya pasado un par de noches ligando por la ciudad sabía lo que eso significaba. Dos copas después estaban camino de su casa. Nene, prefiero que vayamos a la tuya, vivo con mi hermana y le molestan los ruidos por la noche. Ligero paseo en el coche con algún que otro coqueteo, una mano que busca una cintura, otra que se adentra en los pechos y mucha risa, mucha, mucha risa que anticipa una noche de ensueño. Es una táctica de cada sábado dejar la casa decente, por lo que pudiera pasar, así que está todo en su sitio. No sirve de mucho, porque entran con los cuerpos entrecruzados desde la lengua hasta los tobillos, tirando al suelo todo lo que se interpone en la danza. Alguna ropa va cayendo por el suelo y las manos se acercan a la piel desnuda con ansia. Espera, dijo ella, ¿no te apetece una copa? Lo dijo estando él en el sofá, semidesnudo y erecto. Ella con apenas un tanga. Sí, una copa estaría bien. Hizo intención de levantarse. Tranquilo, ya me encargo yo, dijo ella, tú eres mi rey, ahora volveré con una copa y moveré mi cuerpo de formas que no habrás soñado jamás. La dejó hacer y se desnudó por completo. La erección era ya brutal y comenzó a acariciarse. Cuando ella volvió con las copas pareció francamente sorprendida. Vaya, dijo, sí que he elegido bien esta noche. Al acercarse y entregarle la copa, mientras él daba el primer y largo trago, ella se metía la polla en la boca, entera, acariciándole los genitales con la otra mano. Sí, he elegido muy bien. Se puso en pie y comenzó a moverse, contoneando con maestría un cuerpo perfecto, creado por el dios de la naturaleza para ser un santuario viviente de la belleza humana. Él no podía creer lo que estaba ocurriendo, la mujer perfecta haciéndole un striptease en su propia casa. Sintió un ligero y molesto sueño, un incómodo peso en los párpados. cerró un instante los ojos y la vio acercarse, ya desnuda, y arrodillarse con cara de placer descontrolado, empezar a comerle la polla con una sabiduría legendaria, concentrándose en los puntos más estratégicos, la parte superior con la lengua, entera, deslizándola arriba y abajo, con la suavidad necesaria pero con la intensidad requerida. De vez en cuando, mientras mantenía el ritmo con la mano, la vio como se acercaba a sus genitales y mordisqueaba y estiraba la piel, después vio como ella anticipaba en su gesto la cercanía del orgasmo y se alejaba ligeramente, abriendo la boca ostentosamente, sin dejar de mover la mano que apresaba la polla, con intensidad, arriba y abajo, dejando la presión ligeramente mantenida en ese momento. Y en uno de estos golpes comenzaron las dentelladas de semen que fueron a parar a la lengua. Vio como ella los recibía con deseo, como después de terminados todos pasó la polla de nuevo a la boca y sin dejar de besarla, se tragó todo el semen que se había depositado en su lengua, incluso volvió a sacarla para que a modo de brocha recoger lo poco que había quedado en los labios…cuando abrió los ojos estaba tumbado en el suelo, la visión borrosa, la copa derramada sobre la carísima alfombra de…no, no, sobre el parqué, alguien había quitado la alfombra. Alzó un poco la vista, dolorido por un extraño aturdimiento general, e intentó incorporarse con ayuda de la mesa pequeña de roble. Pero volvió al suelo, la mano le falló o lo que era peor, la mesa ya no estaba. Ni los cuadros, ni las caras figuras traídas del viaje a Tailandia, ni…no tuvo fuerzas de comprobar más, cerró los ojos dejando escapar las primeras lágrimas, maldiciendo su mala suerte en la noche de ensueño…

1 comentario:

Nai dijo...

Todavía no había aprendido aquello de no te fíes ni de tu madre, las guapas son las peores :P