11 de febrero de 2010

ANSIA


Hacía mucho tiempo que no había vuelto a sentirla. Recuerdo la primera. Hará unos 25 años. Fue cuando me compré mis primeras Nike. Me costaron 11.000 pesetas de las de entonces. Estuve sajando racimos de uva durante días solo para aquellos dos trozos de plástico con cordones. Recuerdo la ansiedad camino de la tienda. Ese paso acelerado, ese arrebatar de las manos el producto al dependiente, ese por favor, por favor que haya de mi número. Aunque siempre he sido de naturaleza algo ansiosa, en casi todo, no se ha repetido tantas veces. Ni siquiera cuando el bravito llegó a nuestras vidas, aquella primera compra común y financiada que sabía a vida en pareja, que tiempos. Cuando me compré la Yashica Reflex o quizá cuando me hice con mi equipo de música, avanzando por la calle Barquillo sabiendo que me esperaba un ampli Technics a la vuelta de la esquina. Con algún disco de Sabina, algún libro de Sampedro o alguna película de Medem he tenido también esa ansiedad por poseer, por abrir el plástico, por tocar, por sentir. Y ha vuelto a ocurrir. Me he comprado una cámara de fotos reflex digital y estoy como un niño que ha vuelto de la vendimia con el dinero para sus primeras Nike. Ayer fue el primer día, desde que me la comprara el sábado, que no la llevaba conmigo y sentí mono. No es que mi Nikon sea la mejor sino que volver a la tecnología reflex ha sido recordar en un solo clic (por cierto, el sonido lo imita con una veracidad adictiva) por qué me gustaba tanto la fotografía. En fin, aquí la tengo, a mi lado, voy a levantarme a robarle algún fotograma a la realidad y curar un poco el ansia

1 comentario:

Elena dijo...

¡que la disfrutes!..bss