27 de junio de 2009



La plúmbea levedad de la polilla

No fue fácil la vida.
Cautivo de un anhelo inmarcesible
Volaba igual que lo hace la polilla
En torno de una luz donde la sombra
Distaba del calor tan sólo el tiempo
Medido por el hueco de unas alas
Que rozan al relámpago en su danza.
Su esencia era la mar,
Pero nunca los vientos le fueron favorables:
Del canto pertinaz de una sirena
Y el mapa de un tesoro imaginario
Forjó sobre la arena hermosos sueños.
Pero éstos no supieron apreciarlo.
Prendido por la chispa del desprecio
El fuego se extendió por la cubierta
Royendo la blancura de un velamen
Que enjuto por la sal de la vigilia
Sudaba un humo oscuro de sudarios.
Y a la inútil conquista de un fingido El Dorado
Nacido en el fulgor de un espejismo
Se adentró entre las llamas con su vuelo en cenizas.
Bien pronto su velero
Quedó en un esqueleto a la deriva;
Y aun así continuó
Teniendo fe en la suerte
No como incierto azar,
Sino como esa justa recompensa
Debida a los que no temen al fuego.
Qué frágiles las falsas esperanzas
Y vasta la crueldad de los océanos
Que engullen sin clemencia los despojos
Sin mácula de ensueños sin aliento.
No fue fácil ni pródiga su vida.
No obstante nunca fue tan ardua y rala
Como ese infausto instante en que entendió
Que toda su existencia fue un naufragio:
La plúmbea levedad de la polilla.

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