¿Hay algo más metafórico que un camino?¿dónde irá?¿de dónde viene?¿quién fue el primero en andarlo?¿quién más habrá pasado por su senda?¿quién será el último que lo cruce?¿qué cosas habrán ocurrido a la llegada de quienes lo cruzaron?¿qué llevaría a algunos a avanzar por su trazo a toda velocidad, tal vez ilusionados, tal vez nostálgicos, tal vez apenados, tal vez angustiados...? Las preguntas se me amontonan, pero en Menorca hice esta foto y me surgió una por encima de todas, más tangible, más terrenal, más física: ¿quién decide el trazado de los caminos? y no hablo de las carreteras o los caminos estudiados y planificados, me refiero al trazado hecho de millones de pisadas anónimas, ¿en qué momento el camino decide retorcerse para hacer una curva, para cambiar el sentido de su oferta?¿es el andar anónimo el que va eligiendo en su acumulación inconsciente o es el camino, que tiene vida propia, el que nos va invitando en décadas a un trazado que él ha soñado siempre? Esta foto carece de lógica, el camino va de un punto A a un punto B en una distancia muy corta. No hay una piedra, no hay una rama, ni un triste arbusto que condicione el pisar del caminante y, en cambio, ¿por qué no hay una línea recta?¿por qué se retuerce el camino?¿a qué ese escorzo hacia la derecha? Tal vez la naturaleza nos esté intentando decir algo, tal vez la naturaleza nos quiera explicar que en su perfecta majestuosidad nosotros somos unos imperfectos, cuando tratamos de manejarla, de moldearla, de adaptarla, de hacerla nuestra, que hasta nos creemos sus dueños y ella, en un simple camino, nos evidencia nuestra imperfección. Tal vez.
24 de junio de 2009
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1 comentario:
andar recto en caminos torcidos
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