13 de junio de 2009

EL CAMALEÓN


Menudo día ha tenido. Casi cinco horas reunida con el director regional y su equipo de Marketing. Este mes las ventas no han sido las esperadas y rodarán cabezas, necesita liberar toda la tensión acumulada, por eso cuando lee en el tablón de anuncios que la clase de kick boxing ha sido cancelada va directa hacia la cinta y elige uno de los programas más agresivos, deja la botella de agua y la toalla sobre el soporte y se dispone a correr sin rumbo.
A penas lleva un par de minutos cuando siente la necesidad de ir más deprisa y al acelerar cae bruscamente contra el suelo.
Una decena de miradas la devuelve a la realidad y comienza a notar vergüenza y dolor en su tobillo izquierdo a parte iguales, hasta que aparece Edu abriéndose camino entre los cuerpos sudorosos.
- ¿Estás bien? Suo tobillo parece lastimaido… - Pregunta preocupado un
brasileño de imponente cuerpo musculado que a penas lleva un par de semanas como monitor del gimnasio.
- Yo, hummm...… no sé, me duele.
- Mejor miramos en sala de fisio…
Y sin darse cuenta, unos brazos color chocolate la cogen y la trasladan a un pequeño cuarto donde tan sólo hay una estantería, una silla, un lavabo y una camilla.
Al ser depositada en la camilla lo ha vuelto a ver, un fragmento color verde tatuado en la morena piel de Edu justo entre la camiseta y el pantalón.
Están solos, ahora no tiene excusa, así que acerca la mano y suavemente acaricia su piel levantando la camiseta para ver casi al completo el camaleón que esconde.
- ¿Quieres ver entero?- pregunta Edu dirigiendo la mano de ella hacia el
elástico del pantalón.
Pero su respuesta no es verbal, sino física, hacia la erección que comienza justo donde acaba el reptil. Y mientra nota entre sus manos un pene de un tamaño antes inimaginable para ella siente como unas manos expertas han bajado sus mallas y su tanga y acarician con delicadeza su pubis recién rasurado.
Sin soltar lo que tiene entre manos, su pelvis comienza a danzar y sus piernas se abren lentamente para dejar paso a unos dedos exploradores y ansiosos, acariciando sus propios pechos con la mano que le queda libre.
Siente su humedad y la facilidad con la que un par de dedos de Edu acceden a su interior mientras no puede reprimir un gemido de placer que confirma que su amante va por buen camino, llegando a aquel hueco interior que tanto le gusta. Pero él no se detiene ahí y acompaña el suave movimiento con la lengua golpeando de lleno en su clítoris que ahora toma protagonismo.
La calidez de los labios de Edu le provocan un escalofrío y siente la necesidad de agarrar su polla con más fuerza, meciéndola de arriba abajo al ritmo que él marca con su lengua, mientras él se acerca un poco más a la camilla para que su sentido del gusto también disfrute del peculiar sabor de la excitación.
Ahora la lengua del brasileño recorre lentamente su vientre mientras sus dedos continúan internados dentro de su coño, no puede reprimirse y el baile de su pelvis es cada vez más brusco, se siente tan húmeda que necesita que algo la llene realmente, por eso no lo piensa dos veces cuando se incorpora y abraza con sus piernas la pelvis de él.
Edu intenta entrar con delicadeza pero, a pesar de su humedad, el coño de ella se resiste al principio, así que empuja con decisión hasta que la siente dentro casi al completo.
Ella ha notado un impulso que le provoca dolor y placer a partes iguales y se rinde ante su amante para que la siga penetrando con suaves embestidas, notando como sus pechos son mordisqueados y acariciados brutalmente.
Ahora su pelvis ha tomado el control y sigue el ritmo acompasado de las caderas del brasileño bailando esa samba que tanto le gusta, se agarra fuertemente con las manos a la camilla y aprieta sus piernas mientras un ahogado suspiro se le escapa, está sintiendo uno de los orgasmos más placenteros de su vida y su cuerpo permanece en tensión durante unos segundos hasta que, exhausta cae rendida.
Entonces el pene de Edu se mantiene erguido ante ella y para mostrar su rendición arroja su particular bandera blanca sobre el rostro de ella.
Aturdida, abre los ojos lentamente y ve la mirada fija de Edu con una bolsa de hielo en las manos.
- ¿Estás mejor? Tú mareaste del dolor, el frío es bueno, en cinco minutos llega el fisio.

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