26 de mayo de 2009

¿EL ARTE O MORIRTE DE FRÍO?


Me reencontré con un viejo amigo de la facultad, que ya apareció por el blog hace un tiempo y que es una de las personas con las que más me he reído en la vida. Pero además de reírnos también hemos discutido, porque mi forma de ver algunas cosas, como el arte, eran muy distantes a las suyas. La mía era muy abierta. Él consideraba que el arte era algo estético. Para mí algo subjetivo, personal. Pues en la cena me reconoció que había cambiado de idea, y que se alineaba más con mi filosofía que consiste en que si el artista siente que lo que ha creado es arte, arte será. Luego eso ha de transmitir, porque la creación artística tiene ese componente bidireccional. No hablo de calidad. No hablo de maestría. No hablo de genialidad. Hablo de sentimiento. El sentimiento del espectador no va a condicionar que una obra pueda o no ser considerar arte, va a limitar que tú, que eres el espectador, la consideres buena o mala, mediocre o genial, sublime o absurda. Tengo dos ejemplos, ambos enmarcados dentro del arte contemporáneo, donde más suspicacias pueden surgir en este sentido. El primero lo vi en Caixa Forum y se trataba en esencia de una sala en la que se exponían monopatines hechos con el lomo de cerdo, supongo que en un juego simbólico entre la velocidad y el tocino. Había incluso un vídeo relativo a la creación de los aparatos porcino patinantes. Aparte de una disimulada carcajada y de un no disimulado sentimiento de estar siendo timado por el artista, aquello me dejó frío, totalmente indiferente, y su obra solo sirve para acompañar de risas unas cervezas y unas tapas, de torreznos, por su puesto, en su honor. Y el segundo ejemplo es por todos conocido: el Guernica de Picasso. Puede que esta obra, como definía su propio autor a su pintura, se muestre como si la hubiera pintado un niño. Puede que sus formas se alejen de los cánones puristas. Admito cualquier discrepancia o advertencia sobre su contenido artístico, pero lo que es indudable es que esa obra te hace sentirte diminuto, te abruma, te llena de sensaciones, te obliga a mirar, remirar, pensar y sientes. La obra trasmite una cantidad ingente de sentimientos y va más allá de lo que en apariencia son unos trazos sobre un lienzo. Esa obra es arte puro, en esencia, arte brutal, sin paliativos, sin medida. Eso es una obra maestra, lo otro es morirte de frío.

1 comentario:

Dudu dijo...

monopatines de lomos de cerdo???
eso no es morirte de frio, eso es un timo!!!