20 de abril de 2009

DOS A UNO


Quedaros un segundo aquí. La frase no ha calado lo más mínimo, la voz varonil apenas si ha subido ligeramente por encima de la wii. Ellos suben al despacho del piso superior. Cierran la puerta y se besan apasionadamente. Ya no aguantaba más. La ha cogido por el cuello y beso en ristre la ha dejado sobre la mesa. Ella abre las piernas. Yo tampoco aguantaba más. Las palabras se entrecruzan con los labios. No tienen tiempo de preámbulos ni de quitarse la ropa, que bien lo hubieran hecho a mordiscos. Ella se da la vuelta, levanta la falta y sonríe, antes de bajarse el tanga. Él no necesita más. Saca su polla, la humedece ligeramente con los dedos y entra en el coño con suma facilidad. Están unos segundos así, reconociéndose en los gemidos, y después empiezan los movimientos. Sabe perfectamente lo que le gusta, así que mete la mano entre las piernas y la mesa, de tal forma que igual que su polla ha empezado a entrar y salir del coño, él puede acariciar el clítoris. Los movimientos son intensos y serenos. No necesitan de la velocidad, sino de la presión, del contacto. Ella va a sentir un orgasmo. La polla y los dedos son demasiado para sus ansiosos sentidos. Me corro, susurra sobre unos papeles, que acaban cayéndose al suelo con cierto estruendo. Cuando termina el orgasmo se da la vuelta, se arrodilla y se mete la polla en la boca con ansia. Pero en ese instante se escuchan ruidos en el piso de abajo. Cuidado, inquiere él, vamos a dejarlo. Pero…pone rostro de pena. No te preocupes, mi niña, me debes una.
Mientras esto ocurría en el piso de arriba, abajo tenía lugar otra escena. Al quedarse solos, los jóvenes se han mirado con risa contenida. Joder, niña, como te queda esa camiseta ajustada, llevo toda la tarde cachondo, y la coge la mano para ponérsela en el abultado paquete. ¡Eres un cerdo ¡ Ya, un cerdo, pero te gusta. No seas bruto, que están arriba. Tú déjame hacer a mí, ¿vale?.¿Qué estás diciendo? No tuvo tiempo de más interpelaciones, unos labios y una lengua zanjaron la disputa. Al tiempo una mano entró en su entrepierna, comenzando a acariciar con suavidad su coño por encima de las diminutas braguitas. Se hubiera resistido por miedo, pero los dedos sabían lo que hacían y ha perdido por completo el control. Tanto que no tardó ni un segundo en olvidarse de dónde estaban, de quienes estaban arriba, y abrazarse a su chico para dejarse llevar definitivamente. Intentaba serenar los gemidos, pero la situación, la mano sabia, las palabras soeces en su oído, eran demasiado para poder controlarse. Se escucharon unos papeles caer al suelo un segundo antes de que un orgasmo la obligara a estirar la pierna, golpeando los mandos y escondiendo con cierta fortuna, los últimos estertores del placer en forma de gemidos sordos sobre el pecho de su amante ¿Ves como te iba a gustar? Y ahora, ¿qué? susurra ella acercándose a la bragueta. No, tranqui, que estarán a punto de bajar, mejor me debes una, de las buenas. ¿De las de correrte en mi boca? Si, de esas, y se besaron por última vez antes de volver a los mandos de la wii.
Y mientras tanto había un tercer escenario, un oscuro parking no muy lejos de la vivienda, donde dos amantes se lanzaban a devorarse. No sé si lo que hacemos está bien, preguntaba ella. A mí me parece que está divinamente, susurraba él, abriéndole la camisa para amasar unos pechos por los que siente una desenfrenada locura. Llevo toda la tarde soñando con comerte las tetas, esto es una puta tortura. No hay tiempo, cariño. Y se inclina para sacarle la polla, que dura recibe los primeros lametones con salvas calientes y latidos. Ella sabe que si hace las cosas bien no tardará en sentir sobre su boca el orgasmo. Así que se concentra, el calor aquí, la lengua allá, los gemidos por aquí, unos ojitos de niña ansiosa por acá y la primera dentellada de leche invade su boca. Entonces se la mete entera para recibirla sin remisión y tragarla, sin dejar de besar y de sentirse extrañamente plena. Cuando ambos se recuperan a él le parece injusto. No te preocupes, sentencia ella, poniendo el coche en marcha, me debes una, se nos enfriarán las pizzas.
Al llegar han encontrado a los jóvenes jugando a la wii. Pero bueno, cariño, reprende ella a su hija, ¿tú también te vas a enganchar a la maquinita esta? Tranquila, María, interviene el joven, es imposible que se vaya a enganchar, que ya lo está. ¿Estos?, interviene el padre, que baja en ese instante por las escaleras, no saben hacer otra cosa que darle al cacharrito. Detrás de él viene otra mujer, que se abraza al hombre que acaba de llegar con las pizzas en la mano. Cariño, ¿me la has traído con queso? No, piensa, el queso se lo ha comido ella. Pero no dice nada, se limita a besarla y a enseñarle la caja. Ambas parejas se sientan en la mesa, juntos, bromeando, y llaman a lo hijos. A cenar, chicos, a cenar…

2 comentarios:

CARPE-DIEM dijo...

Esto si que es buena coordinación!!!
Guauuuuu...
Así da gusto empezar la semanita...
Ya no se si mandarte abrazos o besos...jajaja

Larrey dijo...

me valen los dos, juntos, digo