3 HORAS 27 MINUTOS.
Correr es un ejercicio que siempre me pareció aburrido y que requería esfuerzo extra para motivarme, sin embargo desde que me apunté a los planes de entrenamiento de Mapoma (Maratón Popular de Madrid), las cosas han cambiado. Corro con gente, entreno muy diferente, y sobre todo, disfruto corriendo. Yo solo entrenaba fondo, largas tiradas de 2 horas corriendo y muchos kilómetros para el cuerpo. En estos meses he corrido series de 400, 500, 800, 1.000 y 2.000 metros, he participado en carreras de 10.000 y en Medias Maratones y mi cuerpo se ha acostumbrado a correr de otra manera, mucho más placentera y mejor.
El domingo quedamos a las 8:00 h, entre nervios y risas, con nubes grises confirmando la previsión de lluvia desde primera hora. Ganas de pis, mucha gente concentrándose alrededor de Recoletos. Dejamos las bolsas en los guardarropas y nos dirigimos hacia la línea de salida. 13.000 personas inscritas. Hace frío, llevo mi chip en la zapatilla, me he puesto la camiseta con el dorsal y encima otra camiseta de algodón para llevarla hasta entrar en calor. A las 8:45 h empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. Voy a correr con cinco compañeros que somos del mismo nivel y pensamos llegar juntos hasta el kilómetro 30, luego que cada palo aguante su vela. Entre la masa, pese al frío que hace, tengo sensación de calor. Hoy no saltarán los paracaidistas como cada año, hace muy mal tiempo.
Cinco minutos para el inicio, escuchamos por los altavoces, la gente estalla en aplausos, es la fiesta popular del atletismo en Madrid. A las 9:00 se escucha el pistoletazo de salida. Empezamos a andar hacia la salida, hay tanta gente que cuando salimos el crono ya marca 2 minutos y pico. Pasamos la primera de las múltiples alfombrillas en las que nuestro chip dejará reflejado nuestro tiempo. Paseo de la Castellana arriba. Ganas de pis nada más salir y bastante lluvia. Paro en el kilómetro 2. Pues empiezo bien, pienso, mientras vacío mi vejiga en un árbol como tantos otros guarros. Termino y corro rápido para reengancharme al grupo que me esperan en el lado izquierdo de la calzada.
Cuando llegamos al Bernabéu lo rodeamos por Padre Damián y salimos de nuevo a la Castellana por Cuzco. Parece que voy muy bien, tengo las piernas muy pesadas y eso es muy buena señal, ir ligero no es nada bueno. Casi a la altura de las torres, cuando giramos hacia la estación de Chamartín, la lluvia ha cesado y empieza a asomarse el sol. Me quito y tiro la camiseta de algodón a una papelera. Vamos charlando y clavamos los 5 minutos por kilómetro. Dentro de lo previsto.
La carrera continúa sin novedad hasta que cruzamos la Castellana por arriba camino a Nuevos Ministerios, arriba en Cuatro Caminos nos encontramos con la primera masa de gente animando. Se me pone la piel de gallina, todo son ánimos y aplausos. Ahora vamos hacia Vallehermoso, en Francos Rodríguez me espera un amigo con su mujer, igual que el año pasado, y allí están. Gerardo, le grito. Vamos, gritan al unísono. ¡Qué majos!. Estamos yendo hacia el centro de Madrid, sin duda alguna donde las emociones más se desbordan por la cantidad de gente que hay en las aceras. Elo en Bilbao, ¿vas bien?, sí , todo bien.
Hortaleza, Gran Vía, Callao, Preciados, Sol, Mayor, Palacio Real, Ferraz, estamos llegando a la mitad, 21 kilómetros trotando Ferraz arriba, casi en el Parque del Oeste, y seguimos todos juntos.
La media Maratón es el inicio del verdadero Maratón. En un kilómetro, del 22 al 23 dejo de ver a Alex y a Yago y me descuelgo un poco del grupo, veo a Fernando saltando un seto, el pobre se caga, pienso. Me engancho a Pascual y a Cristóbal. Algo ha cambiado. Me confirman que Fernando ha tenido que ir a un baño. Bajamos un pelín para que se reenganche y como es bajada, lo hace sin problemas, ahora vamos hacia el final de la Avenida de Valladolid, bajando por el Parque del Oeste. Al girar hacia esa avenida la acera cambia la pendiente un poquito hacia arriba, ahora ya pica un poco en las piernas.
Voy mal, de pronto pienso, sufro para aguantar el ritmo del grupito en el que vamos ahora solo 4 y a lo lejos la Almudena desde la parte de abajo. Al llegar a Príncipe Pío mis padres y amigos. Voy mal, pienso de nuevo, y ellos lo ven en mi gesto. Algo no está funcionando y sólo estoy entrando en la Casa de Campo. Me duelen los tobillos y busco la tierra del parque para sentirlos mejor.
El silencio se apodera de la carrera, solo se escuchan pisadas y las respiraciones del sufrimiento, sin embargo la Casa de Campo es donde entreno siempre, y me motiva, sé por dónde voy a ir, mi cabeza empieza a enviar señales positivas de nuevo. Se escuchan los pájaros. Al llegar al lado del lago, kilómetro 32, hay mucha gente, salimos hacia Puerta del Ángel y de nuevo rostros conocidos al pasar por el Puente de Segovia. Una extraña euforia me invade. Sólo quedan 10 kilómetros por un terreno que conozco perfectamente, eso sí, en subida. Acabo de adelantar a Cristóbal, porque a Fernando y a Pascual les he dejado atrás hace un rato. Le pido que me siga y cambie su ritmo pero me dice que no, que tire.
Sigo solo, me uno a una liebre que lleva a un tío para llegar a 3 horas y 20 minutos, pero no le está llevando para llegar a ese ritmo. Calle Segovia, Ronda Segovia, Paseo Imperial, Paseo de las Acacias, veo Atocha a lo lejos, y voy lanzado, me encuentro muy bien. Atocha, giro en Alfonso XII y Dios, como pica esa maldita cuesta, no puedo más, se disparan las pulsaciones, pero sigo, rodeo el Retiro, entro por el Paseo de Coches, y veo a Félix mi entrenador, dentro de la zona de vallas que conducen a meta. Le llamo, mira su reloj y me grita: Capitán Eñe, aprieta que llegas a menos de 3h:30m. Aprieto al máximo. Impresionante la gente.
3 horas 27 minutos 22 segundos. Mi nuevo record. El año que viene voy a por 3:15. Me ha picado el gusanillo.
Correr es un ejercicio que siempre me pareció aburrido y que requería esfuerzo extra para motivarme, sin embargo desde que me apunté a los planes de entrenamiento de Mapoma (Maratón Popular de Madrid), las cosas han cambiado. Corro con gente, entreno muy diferente, y sobre todo, disfruto corriendo. Yo solo entrenaba fondo, largas tiradas de 2 horas corriendo y muchos kilómetros para el cuerpo. En estos meses he corrido series de 400, 500, 800, 1.000 y 2.000 metros, he participado en carreras de 10.000 y en Medias Maratones y mi cuerpo se ha acostumbrado a correr de otra manera, mucho más placentera y mejor.
El domingo quedamos a las 8:00 h, entre nervios y risas, con nubes grises confirmando la previsión de lluvia desde primera hora. Ganas de pis, mucha gente concentrándose alrededor de Recoletos. Dejamos las bolsas en los guardarropas y nos dirigimos hacia la línea de salida. 13.000 personas inscritas. Hace frío, llevo mi chip en la zapatilla, me he puesto la camiseta con el dorsal y encima otra camiseta de algodón para llevarla hasta entrar en calor. A las 8:45 h empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. Voy a correr con cinco compañeros que somos del mismo nivel y pensamos llegar juntos hasta el kilómetro 30, luego que cada palo aguante su vela. Entre la masa, pese al frío que hace, tengo sensación de calor. Hoy no saltarán los paracaidistas como cada año, hace muy mal tiempo.
Cinco minutos para el inicio, escuchamos por los altavoces, la gente estalla en aplausos, es la fiesta popular del atletismo en Madrid. A las 9:00 se escucha el pistoletazo de salida. Empezamos a andar hacia la salida, hay tanta gente que cuando salimos el crono ya marca 2 minutos y pico. Pasamos la primera de las múltiples alfombrillas en las que nuestro chip dejará reflejado nuestro tiempo. Paseo de la Castellana arriba. Ganas de pis nada más salir y bastante lluvia. Paro en el kilómetro 2. Pues empiezo bien, pienso, mientras vacío mi vejiga en un árbol como tantos otros guarros. Termino y corro rápido para reengancharme al grupo que me esperan en el lado izquierdo de la calzada.
Cuando llegamos al Bernabéu lo rodeamos por Padre Damián y salimos de nuevo a la Castellana por Cuzco. Parece que voy muy bien, tengo las piernas muy pesadas y eso es muy buena señal, ir ligero no es nada bueno. Casi a la altura de las torres, cuando giramos hacia la estación de Chamartín, la lluvia ha cesado y empieza a asomarse el sol. Me quito y tiro la camiseta de algodón a una papelera. Vamos charlando y clavamos los 5 minutos por kilómetro. Dentro de lo previsto.
La carrera continúa sin novedad hasta que cruzamos la Castellana por arriba camino a Nuevos Ministerios, arriba en Cuatro Caminos nos encontramos con la primera masa de gente animando. Se me pone la piel de gallina, todo son ánimos y aplausos. Ahora vamos hacia Vallehermoso, en Francos Rodríguez me espera un amigo con su mujer, igual que el año pasado, y allí están. Gerardo, le grito. Vamos, gritan al unísono. ¡Qué majos!. Estamos yendo hacia el centro de Madrid, sin duda alguna donde las emociones más se desbordan por la cantidad de gente que hay en las aceras. Elo en Bilbao, ¿vas bien?, sí , todo bien.
Hortaleza, Gran Vía, Callao, Preciados, Sol, Mayor, Palacio Real, Ferraz, estamos llegando a la mitad, 21 kilómetros trotando Ferraz arriba, casi en el Parque del Oeste, y seguimos todos juntos.
La media Maratón es el inicio del verdadero Maratón. En un kilómetro, del 22 al 23 dejo de ver a Alex y a Yago y me descuelgo un poco del grupo, veo a Fernando saltando un seto, el pobre se caga, pienso. Me engancho a Pascual y a Cristóbal. Algo ha cambiado. Me confirman que Fernando ha tenido que ir a un baño. Bajamos un pelín para que se reenganche y como es bajada, lo hace sin problemas, ahora vamos hacia el final de la Avenida de Valladolid, bajando por el Parque del Oeste. Al girar hacia esa avenida la acera cambia la pendiente un poquito hacia arriba, ahora ya pica un poco en las piernas.
Voy mal, de pronto pienso, sufro para aguantar el ritmo del grupito en el que vamos ahora solo 4 y a lo lejos la Almudena desde la parte de abajo. Al llegar a Príncipe Pío mis padres y amigos. Voy mal, pienso de nuevo, y ellos lo ven en mi gesto. Algo no está funcionando y sólo estoy entrando en la Casa de Campo. Me duelen los tobillos y busco la tierra del parque para sentirlos mejor.
El silencio se apodera de la carrera, solo se escuchan pisadas y las respiraciones del sufrimiento, sin embargo la Casa de Campo es donde entreno siempre, y me motiva, sé por dónde voy a ir, mi cabeza empieza a enviar señales positivas de nuevo. Se escuchan los pájaros. Al llegar al lado del lago, kilómetro 32, hay mucha gente, salimos hacia Puerta del Ángel y de nuevo rostros conocidos al pasar por el Puente de Segovia. Una extraña euforia me invade. Sólo quedan 10 kilómetros por un terreno que conozco perfectamente, eso sí, en subida. Acabo de adelantar a Cristóbal, porque a Fernando y a Pascual les he dejado atrás hace un rato. Le pido que me siga y cambie su ritmo pero me dice que no, que tire.
Sigo solo, me uno a una liebre que lleva a un tío para llegar a 3 horas y 20 minutos, pero no le está llevando para llegar a ese ritmo. Calle Segovia, Ronda Segovia, Paseo Imperial, Paseo de las Acacias, veo Atocha a lo lejos, y voy lanzado, me encuentro muy bien. Atocha, giro en Alfonso XII y Dios, como pica esa maldita cuesta, no puedo más, se disparan las pulsaciones, pero sigo, rodeo el Retiro, entro por el Paseo de Coches, y veo a Félix mi entrenador, dentro de la zona de vallas que conducen a meta. Le llamo, mira su reloj y me grita: Capitán Eñe, aprieta que llegas a menos de 3h:30m. Aprieto al máximo. Impresionante la gente.
3 horas 27 minutos 22 segundos. Mi nuevo record. El año que viene voy a por 3:15. Me ha picado el gusanillo.
7 comentarios:
Yo tengo 3:36, pero en Sevilla, que es mucho menos dura. En Madrid creo que nunca bajé de la 4 horas.
No sé, supongo que dependerá de cada cual, pero un par de años antes me maté a hacer series e hice quizá (en relación esfuerzo de entrenos, resultado) la peor maratón de mi vida.
Esta de 3:36 la preparé durante 10 semanas, no hice ni una serie, y no corrí más de 65 Kilómetros a la semana de media. En fin, que esto de la Maratón es un misterio.
Abrazos.
¿Tú también Rafa? esto qué es ¿una plaga? AL MENOS me confirma una cosa, maraton y cerveza no son incompatibles, me hace ser optimista de cara a mi reto 2015
Sí, Larrey, yo ya he terminado 10 (7 en Sevilla y 3 Mapoma). Y, un secretillo, ese mejor tiempo, además, lo hice tras la víspera tomarme unas buenas pocas -eso sí, con tapa- en el cumpleaños de la hija de un amigo. Ah, el tiempo no fueron 3:36, sino 6:37:36.
Abrazos.
Me has dejado patitiesa, pero si tú te burlabas, tiempo ha, de estas cosas deportivas y esforzadas -las carreras, que creo recordar- ¡mira que como me lo esté inventando!
Felicidades por haberlo hecho y por haberle cogido gusto al asunto. Es lo que tiene, la gente que corre está entusiasmada haciéndolo y quieren "contaminar" a todo quisque. Besos a ambos. PAQUITA
PARA QUE LO RECUERDES y compruebes que "cumpliste" tu amenaza y además "corriendo" te copio y pego este comentario tuyo a la maratón de 2007 que narré yo. Más felicitaciones, ahora por motivos extras. (Tu narración la he publicado hoy en mi blog -3 de mayo y domingo, cosa que aclaro porque comprobé ayer que "no es muy fiable tu "aparatito contador"
PAQUITA
.........
A las 29-abr-2007 14:09:00 , Larrey ha dicho...
Eh, ya lo tengo. ¿Nos vemos en la San Silvestre de este año en Madrid?. Seguro que tenemos cama y cerveza para los de fuera. Es una carrera especial, no muy larga y dada a la fiesta. Ahora, el disfraz de blog, por mucho que lo intento, no me viene a la cabeza.
Yo no he corrido una carrera oficial desde los doce años, pero no me moriré sin correr un maratón. Tiempo al tiempo.
HE VUELTO.... OTRA VEZ!
Me ha entrado una profunda duda ¿?
Tú no eres Ñ... Ñ no eras tú ¿?
¡Que me lo expliquen! Parece que me he perdido alguna clase de álgreba, o... ha sido de gramática?
PAQUITA
***** Larrey dijo...
Es genial, al menos se ahorraron una boquilla...
28 abril, 2009
***** El Capitán Eñe dijo...
Muy bien. Yo también hago ese tipo de cosas. Hace unos 3 años, Puerta del Sol, un señor
El capitán Ñ es el misterioso O, un amigo y colaborador de este blog desde hace unos meses...
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