Por primera vez ninguno quería hacer su trabajo. Ni el conductor quería avanzar a gran velocidad, ni el ats quería poner atención a los líquidos, ni el médico quería revisar las constantes vitales. En cambio, todos lo hicieron, aunque era difícil sabiendo que estaban salvándole la vida a un asesino.
6 de febrero de 2009
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1 comentario:
Yo pienso que, ante la posibilidad de poder salvar una vida que se esta perdiendo traumáticamente a chorros, casi nadie, y menos los profesionales sanitarios, atienden en ese momento a la catadura moral del moribundo.
¿Habéis visto alguna vez agonizar a alguién que no quería morir? Es espantoso.
Un abrazo.
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