14 de febrero de 2009


LA ESCARCHA EN LAS PUPILAS
Esperaba el prodigio de una aurora
Aliviando su piel de la intemperie
Con fragancias de tibia primavera;
Mas, gélida, la escarcha en sus pupilas
Había sacrificado los relojes
Sobre un umbroso altar de eterno invierno.
Esperaba un regazo como lámpara,
Pero era tanto el mármol sobre el cielo
Que ya de las estrellas no manaba
Ni, exangüe, el testamento titilante
De un póstumo fulgor iluminando
La oscura vocación del firmamento.
Esperaba un susurro evanescente
Desafiando la afasia con su aliento;
El presagio de un viento favorable
Quebrando la neblina con su vuelo;
Poder recuperar el horizonte
Cautivo bajo el peso de sus huellas
Indemnes al embate del Leteo.
Mas nunca pudo arder rendido al óxido
Fraguado en la añoranza y la impotencia:
Guerrero de la luz mudado asfalto
A tientas se desangra sin la lumbre
De un sueño que aligere en su espejismo
El lúgubre dolor de sus muñones

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