19 de febrero de 2009


CONTRADICCIONES

Bermejo es tonto. Hace falta ser tonto para que le pillen a un ministro de Justicia de cacería con el juez que está investigando la trama de corrupción del Partido Popular. La torpeza de esa imagen, en las que se les ve a los dos disfrazados es patética. Además, y sé que esto no es objetivo, no entiendo que un juez que defiende los derechos humanos y es capaz de solicitar la extradición a España de Pinochet y consigue que lo retengan durante meses en Londres, se dedique a matar animales como si tal cosa. Creo que en el siglo XXI la caza debería quedar limitada sólo para aquellas personas que se alimenten de ella, y a veces ni siquiera. Me encantó escuchar o leer hace tiempo a Miguel Delibes, gran cazador antaño, diciendo que el deterioro climático y la extinción de las especies era la que le había hecho renunciar a una de sus aficiones preferidas.

Luego en esta semana nos merendamos la noticia de que el Ministerio del Interior lanza órdenes a alguna comisaría para que detengan a inmigrantes, en cupos por países, como si los inmigrantes fueran animales, mierdecillas que se pasean por nuestras calles. Lo más penoso es que la mayoría de la gente que se cree española, aunque debería buscar entre sus antepasados para sorprenderse, considera que esta medida es acertada. Estoy harto del maltrato social que se les da a los inmigrantes, es una vergüenza, pero aún peor es la demagogia con la que se trata este asunto. Y la noticia pasa de rositas y se supone que es un gobierno de izquierdas el que hace esto, y a nadie se le mueve una puta pestaña.

Después está el caso de la niña de Sevilla que presuntamente ha sido matada por el ex novio y para la desaparición del cadáver ha contado con la ayuda de hermanos y amigos. Si el caso en sí es espantoso, me pone los pelos de punta primero el que haya sucedido, luego el que los vecinos se dediquen a insultar a los presuntos asesinos y los intenten linchar y tercero, que los padres, si bien sólo ellos saben lo que se sufre de verdad, pidan la cadena perpetua para los arrestados. Que en el siglo XXI en un país con una democracia medianamente consolidada se solicite un referéndum para que se aplique esa norma, me espanta. Pero, ¿qué pensaría en el caso de que fuera mi hija la asesinada?.

Las cosas a veces son muy complicadas, y los humanos aún las complicamos más. Hay muchas cosas tan irracionales, tan lamentables, que suceden a nuestro alrededor y me resultan tan incomprensibles que esta semana me han dado ganas de quedarme en la cama, bien tapado y decir aquello de "que se pare el mundo que yo me apeo".

2 comentarios:

Larrey dijo...

A mí me pone triste la gente que se gasta un dineral para viajar al extranjero y luego no quiere que sus hijos vayan a colegios públicos porque están llenos de inmigrantes. Tristísimo.
En cuanto a lo de si fuera mi hija, no me preocuparía la pena de muerte, seguramente me pasaría la vida, además de llorando, fantaseando con la idea de secuestrar al asesino de mi hija y torturarlo dolorosamente hasta su muerte en una largísima agonía.

Pedro dijo...

Bermejo es listo. Muy listo.