3 de febrero de 2009

LA MALETA

Hay una imagen en los aeropuertos que me resulta de lo más turbadora, esa maleta solitaria y abandonada dando vueltas en la cinta de la terminal. Me imagino qué puede ocurrirle a una persona, que viajaba en un avión, para olvidarse de su maleta, donde irá su ropa, su objetos personales y, quién sabe, incluso sus recuerdos. Puede que ahí esté la clave. Razones me imagino muchas, una mujer infiel, que retorna de esa falsa reunión y que lo hace con tales remordimientos, con tanta prisa por volver a su rutina y comprobar que no hay huellas de su delito que olvida en el camino parte de ellos. Quizá un alto ejecutivo demasiado preocupado por los resultados del trimestre con un fondo de armario que justificaría su pereza de volver a por ella. Quien sabe si se trata de una mujer de avanzada edad cuyo corazón no pudo soportar las inesperadas turbulencias del aterrizaje. Tal vez un joven, cansado de esperar que saliera su maleta, valoró que mejor era volver a las rebajas de Springfield, sin darse cuenta de que había equivocado el número de la cinta. Puede que una madre la dejara intencionadamente, ya volveré, porque la prioridad era el sueño feliz de su pequeño. Pero hay una razón que es la que más me inquieta, alguien que vigila mis pasos, que sabe de mis temores, de mis inquietudes y cada vez que viajo mete en el avión una maleta, vacía, para que se quede ahí, esperando a nadie, multiplicando mis inquietudes...o quizá debiera leer con menos devoción las novelas de Millás.

3 comentarios:

ralero dijo...

También pudiera ser que el dueño de esa maleta que da vueltas y más vueltas en Barajas, la ande buscando como loco en Fiumicino. Terrible.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Larrey la de la maleta soy yo!!!!
No te imaginas la de caro que me rersulta viajar ya que tengo que sumar al precio de los pasajes el gasto de la pérdida de equipaje....pero chico no veo otra manera de renovar vestuario...la ropa dura tanto.
Besitos

Dudu dijo...

Primero, a las novelas de Millás no acabo de verles el punto, con lo que bien podría ser la causa de tu inquietud.
Segundo, cuando veo una maleta solitaria me dan ganas de cogerla, ver el papelito con la dirección y enviársela por "seur" a su dueño, convencido de consiguir su gratitud eterna.