Me fijo en los detalles. Recientemente fue el aniversario del accidente aéreo en el aeropuerto de Barajas. Hubo una conmemoriación a la que acudieron muchos familiares. Observé una foto en la prensa en la que se veía a varios de ellos, entristecidos, abrazándose. Había ropa bonita y conjuntada, aniños, gafas de diseño, pelo bien cuidado. Daba la impresión de que aquellas personas se habían preocupado de su aspecto. Me hizo pensar en la fuerza de la rutina, del día a día. Por muy doloroso que sea el suceso que nos sobrecoja, al final la vida puede con todo. Esas personas han visto su futuro partirse en un antes y un después, habrán perdido quizá a su ser más querido, pero hay que volver a trabajar, a comer, a ver a la familia, a los amigos...a vivir; porque la vida es un rodillo insensible e inapelable.
10 de septiembre de 2010
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3 comentarios:
Así es.
Abrazos.
Larrey el rodillo insensible e inapelable no es la vida sino la rutina de tu vida. Respecto a los salvavidas de tu día a día cada uno toma el que tiene más a mano, si continuar es uno… lo veo tan válido como cualquier otro.
Supongo que viendo las cosas desde fuera uno puede apreciar estos detalle, dentro de la rutina bastante tenemos con la rutina.
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