27 de septiembre de 2010

EN EL SOFA


Iba a contar una historia. Muy sencilla. Nada del otro mundo, si entendemos que de este mundo son dos cuerpos entregados al placer de amarse. Un sofá, el cuerpo de una mujer desnuda, sentada. El de un hombre, igualmente desnudo. Su sexo está erecto, y la mujer lo recorre con su lengua, metiéndoselO en la boca con pasión. Le agarra el culo con fuerza, clavando los dedos en la carne. Él acaricia su pelo con ternura. Después se sienta y es ella quien recibe los besos y las caricias, y los tiernos mordiscos en el culo, que los recibe con delicia. La mano se lanza entre las piernas y busca, al otro lado, los pechos. Unas caricias suaves para luego bajar por la tripa, rozar el bello del sexo y la cara interior de los muslos. Ella no resiste más y se tumba en el sofá, abriendo las piernas a modo de clara invitación. Él se arrodilla y comienza a besarla. La excitación va creciendo y ha llegado la hora de compenetrar sus cuerpos al completo. Ella se tumba en medio del sofá, las piernas abiertas sobre las mesas pequeñas. Pone unos cojines en el suelo para que él pueda arrodillarse. Se acomodan el uno al otro con sapiencia, y se mueven con certeza en un ritmo recordado. Quiero sentirlo antes y que te corras sobre mí. La invitación es tan tentadora que además de una sonrisa casi le sale al contrario. Pero al fin, gracias a las certeras caricias sobre el clítoris, ella logra el orgasmo. Se sale y comienza a masturbarse sobre su cuerpo. En apenas unos segundos siente también su orgasmo, profuso, que llena de caldo caliente el cuerpo entregado y divertido. Se abrazan, se besan, se fusionan, se quieren.
Esa era la historia, y no parecía tener demasiada chicha, más allá de los cuerpos y el deseo. Pero tal vez si contara que llevaban años sin poder hacer el amor en el sofá, y con la puerta abierta. Y si cuento que él, al pasar por la puerta de la habitación pequeña ve las camas vacías de los peques y sonríe, recordando el mensaje de la abuela, los tres dormidos como campeones. Entonces sí, entonces sí hay chicha…

3 comentarios:

Dafne dijo...

Jeje..cheeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Besos!

Anónimo dijo...

Lamento confesarle que desde las dos primeras líneas sabia que no me iba a gustar su relato. Esta costumbre actual de usar oraciones coordinadas a diestra y siniestra me tiene me tiene harto. Claro, como es más fácil usar las coordinadas que las subordinadas, es comprensible que se haya hecho ya costumbre, y como la gente no sabe de literatura, ¿a quién le importa no?; pero sepa -si no lo sabe- que la buena prosa no es la prosa fácil, y que fundamentalmente la buena prosa debe ser rítmica, es decir, fluida. Dígame, si no es así, ¿cómo se pretende transmitir sensualidad con estas frases cortas, telegráficas, que asemejan el trote del burro? Solo de imaginar un coito durante el cual los enamorados luego de cada caricia se detuvieran en seco cada instante, semejando el movimiento de los robots, me da risa.

Unknown dijo...

Me basta con que te lo terminaras ¿o ni si quiera eso? de todas formas ¿me estás juzgando por un relato como escritor o sólo juzgas mi relato? pura curiosidad. Yo noy convertiría mis gustos en dogma, ni hablaría de buena y mala literatura tan a la ligera. A todo esto ¿dónde puse que ahí va un relato de buena literatura?