6 de septiembre de 2010

FOOTING


A mi mujer le dio estas vacaciones por mantener la forma. Así que me obligó, digo, propuso, salir cada mañana a primera hora a trotar un poquito. Así que ahí nos veis, pleno mes de agosto y con pantalones cortos y zapatillas a las ocho de la mañana. Salíamos a correr por los caminos cercanos a la casa de veraneo. Ella iba con unos pantalones ajustados hasta las rodillas y un top. Mirando su culo apretado moverse en cada zancada no entendía muy bien que necesidad teníamos de sufrir. Pero uno es muy bien mandado y a regañadientes le seguí el ritom. El camino era bonito, rodeado de olivares que intuyo centenarios, pero no dejaba de ser hacer deporte ¡y en vacaciones ¡. El sol salpicando el horizonte y, sobre todo, los pechos de mi mujer botando en cada golpe de talón. Era una estampa preciosa ver su cuerpo sudoroso moverse al son de la carrera. Me fijé el primer día en que los olivos tenían una especie de montaña alrededor, como si fueran una sombrilla de playa recién plantada. Tentador. De vuelta, la segunda mañana, no pude resistirme. Ven, hoy vamos por aquí. Y la cogí de la mano sacándola del camino. No entendió nada hasta que comencé a besarla junto al árbol. Ella reía, pensando que era una pequeña broma. Y no dejaba de mirar de un lado a otro. Pero la cosa era seria, le decía mi entrepierna, mostrando una erección salvaje. Entonces, no sin mirar de nuevo a un lado y a otro, se entregó al juego. Quiso sacarme la polla y metérsela en la boca, pero no había tiempo para preliminares. Así que la tumbé sobre la pequeña montaña, saqué una pernera de sus pantalones ajustadoS y por entre la tela del culót logré meterme dentro. Estábamos sudando y nuestros cuerpos se fusionaban con fuerza. Ella levantaba el suyo para recibirme en cada embestida. Yo me agarraba al olivo para volver con toda mi fuerza. La excitación era tal que apenas tardamos en alcanzar un orgasmo, tras el que vino un acceso de timidez de mi mujer, que se vistió en apenas dos movimientos y después un tremendo ataque de risa que casi no nos dejó correr lo que nos quedaba hasta la casa. A la mañana siguiente volvimos a repetir el ritual, incluso teníamos tantas ganas que no hizo falta despertador, y yo fui el primero que me calcé las deportivas. Y la siguiente igual, y la siguiente…Este verano hemos vuelvo en mejor forma que ningún año ¡adoro el footing rural ¡


4 comentarios:

Dafne dijo...

Xeeeeeeeee...y mira que yo,las biografías y autobiografías,las dejaba como lecturas para los demás,con lo apasionadas y apasionantes que son..

Besos!

Larrey dijo...

Dafne, la sección del trastero en llamas es ficción, pero dejo al lector que decida qué parte de realidad hay en cada relato. A buen entendedor...

Elena dijo...

Chico, que yo te empiezo a ver ahí detrás de la Inma a trote borriquero, y luego que te la llevas y que....¡vamos! que yo os veo, ja,ja,ja,...¡pues ole pa' vosotros!...bss

M dijo...

No he podido dejar de imaginarme a mi padre llegando con el tractor azul por el camino, la verdad. Me lo imagino cabeceando con sorna, riendo bajo su bigote perenne: "Estos madrileños..."