Papá está malito. Tiene una lija por garganta y anda dándole trabajo al termómetro. Anoche mi pareja, con buen criterio, me obligó a quitar el despertador. Cuando te levantes veremos si estás para trabajar. Y no, no lo estoy. Mis hijos se han levantado a su hora para el cole y se han dado cuenta de que papá estaba en la cama. El mayor ha venido corriendo, se ha tumbado a mi lado y me ha comido a besos. Después ha salido al salón y le ha dicho a su madre es malo que papá no se encuentre bien, pero tiene un lado bueno ¡le hemos visto antes de ir al cole! Después ha venido el pequeño. Ha hecho lo mismo. Se ha tumbado a mi lado, me ha dado uno de sus peculiares besos y después se ha levantado de golpe. Camino de su habitación se ha detenido, ha vuelto la mirada y me ha hecho un gesto de espera. Después ha vuelto y me ha dicho toma, papi. Y ha dejado a mi lado, junto a mi febril rostro, su coche favorito. Sí, creo que aunque me suba la fiebre ya me encuentro mucho mejor...
26 de enero de 2011
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4 comentarios:
¿Para que vamos al médico si quien nos quiere nos da la mejor medicina? Sin receta, sin efectos secundarios...
Descansa y recupérate.
Qué delicia te texto. Hacía tiempo que no sonreía de esta manera.
¡que amor de peques!...si es que tienen un superpapá de casi 2 metros y es rarísimo verle tan grande tumbado y con fiebre...¡pobre! sana, sana, culito de rana, si no te curas hoy, te curarás MAÑANA....bsss
Pues espero que hayas hecho uso del cochecito ¿eh?...si no lo has hecho, aún estas a tiempo ale...brrrr..brummmmmmm
Besos al aire..jejej que estas malito!
Que te mejoresssssssss
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