20 de enero de 2011

ABRE LA NEVERA Y TE DIRÉ...


Los objetos nos retratan. Y como nos acompañan, pues nos evolucionan. Y la nevera es quizá el rincón donde mejor podemos hacernos una idea. Y la cerveza el paradigma de todos secretos: la cerveza sin alcohol, que en esto del Risk Antifrost es certera como ninguna, va tomando posiciones poco a poco con la edad, hasta que te das cuenta de que, al contrario de tus años mozos, cuando reinaba altanera sobre el estante superior, la cerveza con alcohol vive sus días marginada. Tal es así que te dan ganas de cambiarle el nombre: Champagne Mahou ¡ para las grandes ocasiones ! De poco sirven los ridículos intentos híbridos de la shandy. La batalla está perdida. En otros estantes es fácil ir viendo también tu decadencia, digo, tu madurez: donde antes lucían esos productos que eran odas al colesterol ahora campan toda clase de alimentos rebajados, humillados en sus calorías, y del salchichón has pasado al jamón cocido light, que es a la cultura ibérica lo que Camela al flamenco. De las tarrinas de chocolate pasas a los yogures sin gluten, ni leche, ni trozos, ni azúcar, tan sin que son yogures porque lo dice la etiqueta. Y empiezan a aparecer especies no autóctonas muy agresivas con las demás: los petit y los actimeles. Estos pequeños cacharros rosas y sus hermanos con forma de diminuta nave espacial sin alas, son los más invasores de todos. Y fuera de la nevera también se ve nuestra involución lúdica, porque en otros armarios donde antes lucían, como mucho, unas aspirinas para los domingos más duros y los preservativos, ahora reinan los gelocatiles, los ibus y, sobre todo, el producto estrella de un armario de cocina adulto, porque por muy ateo que seas, has de reconocer que no hay cocina sin almax. Las copas altas escondidas en un rincón porque no hay sitio para los baberos. La cubitera tiene dentro restos de chupetes, biberones, dosificadores y ha perdido todo su sentido adulto...

En fin, que nos hacemos mayores, y las cosas nos lo van recordando, poquito a poquito, tacita a tacita...

4 comentarios:

Dudu dijo...

Efectivamente. Antes de tener hijos los preservativos lucían altaneros nada más abrir el cajón de la mesilla.
Ahora con dos descendientes, siguen en el mismo cajón, pero están al fondo, relevados en su altar por los tranquilizantes.

cricri dijo...

Estoy de acuerdo, antes la nevera tenía cositas para cenar 2, cervecita...fuera de ella incluso vino y ron para tomar un pelotazo los sábados...La botella de ron sigue pero después de llevar abierta 4 años ¿no estará caducada? Y la cerveza, el mío mayor resulta que le encanta la cerveza con limón (obviamente sin alcohol) y esa es la que tenemos.

Elena dijo...

ja,ja,ja,...tienes razón, y eso me recuerda a que cuando Tir ha coincidido en alguna compra conmigo, ve el carro casi lleno, me mira serio y me dice "PERO BUENO, ¿ES QUE NO VAS A COMPRAR NADA PARA NOSOTROS?", ja,ja,ja,...es que me pongo como tonta a comprar pensando en ellos.
Los preservativos dejamos de verlos tras un mes de hacerse la vasectomía....¡¡anímate Larrey!!, es un placer, ja,ja,.. cuando es, claro.

Dudu dijo...

Venga Larrey anímate a la vasectomía... ¡¡¡tan solo te dan un cortecito en los huevos!! y luego estos se te ponen como balones de baloncesto... A no ser que quieras tener más descendientes... ¿quieres?