Ayer alguien me preguntó ¿y por cuanto te salió lo de la ITV? Y casi caí en la tentación de decir pues 52 la revisión y 140 el faro. Pero luego pensé, bueno, eso y tres horas entre salir del trabajo, llegar a la ITV, esperar y volver mediante el preceptivo atasco. Y claro, eso supuso que no pudiera echar unos pedales en el gimnasio y que perdiera una horita de juego con los peques. Luego tuve que cambiar la rutina del jueves y buscar alguien que se encargara de llevar a mi hijo a música y traerlo de vuelta mientras yo llevaba al otro hijo, al tonto con ruedas, al taller. Al tratarse de transporte de mercancías peligrosas estaríamos hablando de un coste elevado, pero el transportista, que es de la familia (mi suegro) nos hace un precio en estas cosas. Luego, después hube de pagar el taller. Y hoy me toca ir de nuevo a la ITV, volver a esperar y retornar a casa, cabreado con el atasco que supondrá que no podré comer con mi pareja el único día de la semana en que podemos comer juntos, para zamparme un bocata deprisa y corriendo y con suerte llegar a recoger a mi hijo pequeño, también el único día de la semana en que puedo hacerlo. Así que contesté que, como en el anuncio, la ITV y hasta mis horas perdidas tienen precio, para lo demás ¡¡ ni MasterCard ¡!
19 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
A veces es más sencillo terminar el cubo de rubik que cuadrar las agendas paternales/maternales
ya veras como mañana será un buen día Larrey..pero si no es así repite la frase ...jejejje ese día llegará.
Besos
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