5 de julio de 2010

LOS DVD


Recibió un correo. Un sobre sellado y traído por un cartero, lo que tiene cierto toque retro. Por suerte sólo ella tiene la costumbre de abrir el correo. El sobre está a su atención pero el remitente es desconocido. No para ella. Abre inquieta. Espera una carta, unas líneas de amor clandestinas, algo quizá de sexo en papel, una novedad. Su marido no está en casa, así que se sienta excitada. Dentro no hay una carta, sino un DVD. En él, con letra perfectamente reconocible una sola frase: "para ti". No acaba de entenderlo. No habían comentado nada de ningún DVD. Lo mete en el equipo y espera a que comience. No se trata de una película al uso, sino de una grabación casera. En ella se ve a una mujer semidesnuda y divertida, tapándose los pechos enormes con las manos, esperando en la cama. Cree que no la conoce, lo que aumenta su desconcierto. Aunque el rostro le resulta familiar no termina de encajarla, porque viéndola desnuda es más difícil concentrarse en el rostro. La mujer llama al cámara con un gesto del dedo, éste se va acercando y se aprecian las curvas desnudas. Se nota que se cuida, no hay grasa y la piel tostada resulta atrayente. Después de un breve traqueteo la imagen se queda fija y entonces se le ve. Primero de espaldas, desnudo, un culo precioso e imberbe de hombre maduro y atractivo. Primera punzada, quizá jamás lo haya visto desnudo, pero ya tiene la certeza de saber de qué va el video. Después se da la vuelta y se pone frente a la cámara. En el camino se adivina una brutal erección. El hombre se inclina y se pone justo frente a la cámara. Entonces su rostro es inconfundible y puede leer en los labios “es para ti Alicia”. Después ese culo, que sin haberlo visto jamás desnudo, reconocería entre millones, se acerca a la mujer y comienzan a besarse, a amarse. Ella está desconcertada. Su amigo, su compañero, su confidente, al que ha deseado toda la vida sin atreverse jamás a confesarlo a tumba abierta, está follando con su mujer para ella. Ve como recorre con su lengua el desconocido cuerpo femenino, entregado y divertido. No le cuesta interpretar los gestos de complicidad que le dedica a la cámara. Pequeños gestos que la hacen sonreír, y lo que es más sorprendente, excitarse. Abre las piernas en el sofá y comienza a acariciarse. Le resulta fácil imaginarse que la mujer que recibe las caricias, los lametones, los mordiscos, pudiera ser ella. Es lo más cerca que cree van a estar jamás de la locura de amarse. Se acaricia con fuerza, frotando su clítoris con ansiedad, intentando seguir el ritmo de los amantes, que gimen con fuerza. La mujer hace un escorzo para ofrecer su orgasmo. Él, igualmente cerca del cénit del placer, mira a la cámara mientras descarga su orgasmo sobre ella. Aunque fisiológicamente está corriéndose dentro de su legítima esposa, los ojos, que miran fijamente a la cámara, abren la puerta a la fantasía. Ella, al otro lado de la imagen, también siente el orgasmo, abrazando esa mirada, esa complicidad. Después, recuperada la calma, esconce el disco y se desnuda. Su marido no tardará en llegar. Cuando lo hace está esperándolo en el salón, desnuda, excitada. La cámara de video sobre el trípode. El marido, que había fantaseado siempre con la idea, no acaba de creérselo y se desnuda acelerado. Un par de semanas después alguien recibirá una carta con un DVD y un sencillo texto, con una letra reconocible: “para ti”...

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