El dictador fue enterrado bajo una enorme losa que dejó a todos contentos. A unos porque aquel majestuoso granito hacía honor al finado, y el resto porque por mucho que el dictador lograra despertarse sería incapaz de levantar semejante piedra.
Nota: cualquier parecido con el Valle de los Caídos es pura intención.
2 comentarios:
jeje...
Suerte que pusiste la nota al pie del texto. Sino, y pese a publicarlo el día antes del 20-N, quizás hubiera pensado que era pura casualidad.
Un saludo con la izquierda.
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