27 de noviembre de 2009

EJERCICIO LITERARIO I: EL ATARDECER

Selene ha desplegado sus encantos lechosos sobre el manto azulado y esponjado de cúmulos y estratos. Su luz blanquecina y borrosa ha cegado al sol, que plegado ante su belleza, se inclina sumiso por el horizonte. Arrodillado sobre sus últimos rayos rinde pleitesía a la dama de la noche. Como un pintor enloquecido y enamorado, lanza sus brochazos nacarados, rojos, anaranjados, amarillos, y los mezcla sobre los tejados. Utiliza de lienzo a las nubes, que se afanan por recoger toda la explosión creativa del astro. Es la ofrenda a su amada antes de retirarse, antes de guardar la arrogancia con la que ha castigado al día. Mientras lo hace ordena a la sombras alargarse, esa sombra alargada de las cosas, es una salva de luz y oscuridad en honor de la luna, efímeros reinados del claroscuro en honor a quien acuna sus noches. La luna lo observa todo desde su trono, divertida con el juego del escondite al que somete el sol a las cosas y las sombras cada tarde a estas horas. Las estrellas, sus eficientes damas de honor, se van situando en sus respectivas posiciones, siempre brillantes, siempre atentas a las necesidades de su reina. Venus se cuela, como cada noche, en la fiesta de las damas de luz. La ciudad se acomoda al nuevo reinado, las farolas, hermanas obreras del sol, comienzan su jornada laboral, y lo hacen sumisas, inclinadas hacia el suelo, como las imaginó su creador, el señor de la luz, para no robarle un ápice de protagonismo a Selene. Los coches flanquean la ciudad con sus dos zarpas de luz blanca. Los zarpazos de los tigres de hierro no dejan huellas sobre la piel de asfalto. Las casas dibujan sus cubos de vida y sombra en los edificios. Unas van, otras se apagan. Unas se encienden, otras vienen. Esta inconsciente sinfonía es la melodía con la que el sol pretende despedirse de la luna. Hasta la mañana, cuando Selene, cansada, se recosatará sobre el horizonte sin tanta fanfarria y el sol, rejuvenecido y arrogante de nuevo, irrumpirá en escena con sus rayos dorados y certeros. Las farolas suspiraran aliviadas y cansadas. Los coches ya no necesitarán de los rayos de luz y la ciudad se desperezará para empezar un nuevo día.

5 comentarios:

ralero dijo...

Muy poético, sí señor.

Más abrazos.

Milena dijo...

Joer, Larrey ! ¡te encandiló bien el neón !

Me gusta tío y como es un "ejercicio literario" desde mi humilde criterio lo puntuaría de notable porque es muy rico en metáforas pero para disfrutarlas bien no colocaría tantas seguidas. Cada una necesita un espacio propio; por ello yo acortaría el texto o lo fragmentaría para dos o tres ocasiones


Copio y pego las expresiones que más me han gustado:

1.Selene ha desplegado sus encantos lechosos sobre el manto azulado

2.Su luz blanquecina y borrosa ha cegado al sol

3.rinde pleitesía a la dama de la noche.

4.Como un pintor enloquecido y enamorado, lanza sus brochazos nacarados,

5.ordena a la sombras alargarse,


6.efímeros reinados del claroscuro en honor a quien acuna sus noches.

7.Esta inconsciente sinfonía es la melodía con la que


Un abrazote, si no te ha gustado que comentara esto así, házmelo saber,porfa, porque muchas veces no sé interpretar los silencios

Larrey dijo...

Me abrumaste Milena...

Larrey dijo...

ah, ¿cómo no me van a gustar este tipo de "trastadas"?

dafne dijo...

Cheeee...que bonito!!!!
Me ha encantado.
La luna nos mira divertida si si...y además estoy convencida que juega a confundirnos.

Besos