18 de noviembre de 2009

LOS GRANITOS DE DIOS

Las religiones tienen sus leyendas urbanas. Habría que buscarles un nombre, claro, ¿qué tal leyendas de fe? Para los ateos el conjunto de cada una de las religiones es un compendio de leyendas de fe, pero vamos a centrarnos en una. Una que en mi adolescencia hizo fuerza para intentar dominarme y condicionar las relaciones conmigo mismo y, a la postre, las que tenía y/o pudiera tener con los demás, en mi caso, las demás. Me refiero al mito de que los granos del acné eran una respuesta de Dios ante la masturbación. Esa es la versión ligth, porque la dura era la ceguera que podría surgir de una masturbación excesiva, que ya me imaginaba yo, si eso fuera cierto, a una piara de piadosas frente al kiosko de la Once al grito de ¡ vicioso, vicioso, Dios te ha castigado ! El primer punto flaco de esta leyenda era que no me salían las cuentas o Dios era muy malo en matemáticas. Porque como el 90% de los adolescentes (el otro 10% miente) me masturbaba con asiduidad, casi con profesionalidad. Vamos, que ninguna de mis compañeras de clase se escapó de mis redes, ni Mamen, ni Merche, ni Mayte, ni Gemma, ni Ana, incluso alguna profesora, ¿cómo se llamaba aquella que llevaba los vaqueros para sordomudos, ya sabéis, para leer los labios? ah, sí, Lourdes. Todas pasaron por el altar del onanismo que era la intimidad de mi cuarto. Por eso, al ver mi rostro perlado de pequeños monumentos de pus y hacer un pequeño recuento, no me salían las cuentas. Había menos granos que fiestas solitarias (por suerte) así que como la fe tiene estas cosas, que tiembla pero siempre encuentra un resquicio para el equilibrio, pensé que la leyenda estaba equivocada, y que lo que hacía Dios, para no hacer escarnio en el adolescente, era concentrar varios ejercicios de placer solitario en un mismo grano, así que cuando hacía explotar alguna Keops de pus frente al espejo decía ¡ ahí va una familia numerosa ! Y estas reflexiones, que parecen anecdóticas, son las que hicieron temblar el altar sobre el que descansaba mi creencia. Porque un día desaparecieron los granos, no así los encuentros imaginados con mis compañeras de patio de colegio, y a uno le da por pensar, y en lugar de imaginar que Dios ha bajado la guardia, o que la leyenda de los granos es mentira, te haces la gran pregunta del ateo ¿y si lo que de verdad es mentira es Dios...?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdas la "brasa" que nos daban los catequistas de confirmacion con el tema? y tus onomatopeyas onanistas tirandote del moflete? JAJAJA.
UN ABRAZO

Larrey dijo...

Jaja, que gracia, puede que hiciera 20 años que no hacía esa gracia, vamos a incluirla de nuevo en el repertorio de chorradas desengrasantes. Gracias JMPR

Pedro dijo...

Te mando el pdf de la Junta de Extremadura sobre el tema.
http://www.cjex.org/dmdocuments/fanzine.pdf