27 de noviembre de 2009
EJERCICIO LITERARIO I: EL ATARDECER
MICROS
26 de noviembre de 2009
LA FRASE DE NEON
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25 de noviembre de 2009
24 de noviembre de 2009
MISION BARBIE
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23 de noviembre de 2009
SUSO 89
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Suso89: Anda, que guay que te conectes, ¿estás ahí?
Lanena:..
Suso89: ¿Estás ahí? No puedo dormir, no dejo de pensar en lo de esta tarde, que pasada, tía, alucino, a lo mejor eso es estar enamorados, no lo sé, pero ahora mismo tengo una erección brutal ¿qué me has hecho? No puedo dejar de pensar en ti, en lo que me has hecho ¿dónde has aprendido estas cosas? Y yo con miedo a darte un morreo delante de la peña, en clase, que parecías tan modosita, menuda tigresa, eres la caña. Ahora mismo, si cierro los ojos veo tus tetas, ¿dónde las escondes en clase? Es una lástima, porque son una preciosidad, y están duras, ¿no te habrás operado, cabrona, y lo guardas en secreto? ¿y ricas? Creo que no he probado algo tan rico en mi vida, que le den al arroz con habichuelas de mi madre, coño. Con esos pezones podrías cortar el hielo. Y tu forma de besar, me ha encantado sentir tu excitación en la boca, como me metías la lengua, como me mordías en el cuello, me has puesto a cien ¿lo has notado? Sabes a caramelo salado, no se como es posible, pero a eso sabes. Tu culo duro apretándose contra mi polla, normal que tuviera esa erección, nena ¿no te das cuenta como me pones? Ahora ni sé como soy capaz de teclear, que tengo la polla más dura que el tronco de un árbol. A lo mejor te asusto un poco escribiéndote así, nena, pero es que lo de hoy ha sido la caña de España. Me has dejado flipado, no estoy seguro de que lo que ha pasado no sea un sueño, cuando te has levantado del banco, has mirado a un lado y al otro, te has arrodillado, me la has sacado y te la has metido en la boca, ¿crees que ha habido algún momento más intenso en mi vida? He tenido que esforzarme para no sentirlo en ese mismo instante, me daba miedo correrme en tu boca a los diez segundos y la primera vez que lo hacemos. Pero, niña ¿quién te ha enseñado a hacer eso con la lengua?¿y con los dientes? De verdad que ha sido la mamada más espectacular del mundo, como te la metías entera, como gemías de placer, como me mirabas a los ojos, como has esperado mi orgasmo ¡ como te lo has tragado entero ¡ pero niña ¿quieres volverme loco? Ha sido el día más especial de mi vida, ¿crees que estoy loco si te digo que te quiero? No sé si resistiré la tentación de volver a masturbarme, antes de sentarme en el ordenador me he hecho una paja pensando en tu boca, pero ahora estoy otra vez igual…¿te hago una perdida?
Lanena: No, no hace falta que me hagas una perdida, estoy durmiendo desde hace más de dos horas, porque soy el padre de Carmen, bueno, de Lanena, es que mi portátil está estropeado ¿quién cojones eres tú?
Suso89:…
Lanena:..
Suso89: ¿Estás ahí? No puedo dormir, no dejo de pensar en lo de esta tarde, que pasada, tía, alucino, a lo mejor eso es estar enamorados, no lo sé, pero ahora mismo tengo una erección brutal ¿qué me has hecho? No puedo dejar de pensar en ti, en lo que me has hecho ¿dónde has aprendido estas cosas? Y yo con miedo a darte un morreo delante de la peña, en clase, que parecías tan modosita, menuda tigresa, eres la caña. Ahora mismo, si cierro los ojos veo tus tetas, ¿dónde las escondes en clase? Es una lástima, porque son una preciosidad, y están duras, ¿no te habrás operado, cabrona, y lo guardas en secreto? ¿y ricas? Creo que no he probado algo tan rico en mi vida, que le den al arroz con habichuelas de mi madre, coño. Con esos pezones podrías cortar el hielo. Y tu forma de besar, me ha encantado sentir tu excitación en la boca, como me metías la lengua, como me mordías en el cuello, me has puesto a cien ¿lo has notado? Sabes a caramelo salado, no se como es posible, pero a eso sabes. Tu culo duro apretándose contra mi polla, normal que tuviera esa erección, nena ¿no te das cuenta como me pones? Ahora ni sé como soy capaz de teclear, que tengo la polla más dura que el tronco de un árbol. A lo mejor te asusto un poco escribiéndote así, nena, pero es que lo de hoy ha sido la caña de España. Me has dejado flipado, no estoy seguro de que lo que ha pasado no sea un sueño, cuando te has levantado del banco, has mirado a un lado y al otro, te has arrodillado, me la has sacado y te la has metido en la boca, ¿crees que ha habido algún momento más intenso en mi vida? He tenido que esforzarme para no sentirlo en ese mismo instante, me daba miedo correrme en tu boca a los diez segundos y la primera vez que lo hacemos. Pero, niña ¿quién te ha enseñado a hacer eso con la lengua?¿y con los dientes? De verdad que ha sido la mamada más espectacular del mundo, como te la metías entera, como gemías de placer, como me mirabas a los ojos, como has esperado mi orgasmo ¡ como te lo has tragado entero ¡ pero niña ¿quieres volverme loco? Ha sido el día más especial de mi vida, ¿crees que estoy loco si te digo que te quiero? No sé si resistiré la tentación de volver a masturbarme, antes de sentarme en el ordenador me he hecho una paja pensando en tu boca, pero ahora estoy otra vez igual…¿te hago una perdida?
Lanena: No, no hace falta que me hagas una perdida, estoy durmiendo desde hace más de dos horas, porque soy el padre de Carmen, bueno, de Lanena, es que mi portátil está estropeado ¿quién cojones eres tú?
Suso89:…
21 de noviembre de 2009
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A Vivian
La curva de tu espalda marca el norte
a un sur plácido y fértil de humedales
donde ha de ser mi boca fiel consorte
del oasis de tus labios connubiales.
La curva de tu espalda, el pasaporte
que lleva a esos espasmos cardinales
que empujan a saltar como un resorte
mi sed en marejadas seminales.
que lleva a esos espasmos cardinales
que empujan a saltar como un resorte
mi sed en marejadas seminales.
La curva de tu espalda, agreste Averno,
portal hasta la flor de un inframundo
tan lúbrico, excitante, abierto y tierno,
portal hasta la flor de un inframundo
tan lúbrico, excitante, abierto y tierno,
tan cálido, ancángélico y profundoque,
aun no portando el ala de lo eterno,
me eleva, hasta la gloria, inverecundo.
aun no portando el ala de lo eterno,
me eleva, hasta la gloria, inverecundo.
20 de noviembre de 2009
DESNUDOS
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MICROS
19 de noviembre de 2009
NO PUEDO, ES QUE NO PUEDO
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MICROS
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El dictador fue enterrado bajo una enorme losa que dejó a todos contentos. A unos porque aquel majestuoso granito hacía honor al finado, y el resto porque por mucho que el dictador lograra despertarse sería incapaz de levantar semejante piedra.
Nota: cualquier parecido con el Valle de los Caídos es pura intención.
18 de noviembre de 2009
LOS GRANITOS DE DIOS
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17 de noviembre de 2009
MI PRIMER DÍA EN EL GIMNASIO
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Ayer volví a una sala de musculación, esto es, a un gimnasio propiamente dicho. Hacía casi una década, ni lo recuerdo. Y mi retorno me ha evidenciado, como mínimo, las 10 cosas que os detallo:
1.- Allí dentro, entre testosterona y sudor, mancuernas y aparatos, me sentía más perdido que un skin en una biblioteca. Era como si aquel oasis de músculo fuera la isla de Perdidos y yo su único morador.
2.- Habrá sido mala suerte, pero siempre me encuentro con monitores que tienen más desarrollado el deltoides que el cerebro. El que ayer me tomó nota se detuvo unos diez segundos pensando como terminar de escribir "mantenimiento" para finalmente escribir "para mantenerse".
3.- Claro, que tuvo su venganza apenas un minuto después, cuando me enfrentaba a mi primera máquina, artilugio del demonio, poema incomprensible del sistema de poleas. Bendije al inventor de las pegatinas y a su primo, el creador de las imágenes de muestra. Hasta un tipo como yo comprendió, cuando la localicé, que aquella máquina era para otro nivel. Así que me decanté por las mancuernas tradicionales.
4.- Cuando eres un regordete viejuno que acude al gimnasio para mantenerse, diez kilos en press de banca (pecho) es una ridícula barbaridad. Era más grande el hierro que sustentaba las pesas que las propias pesas. Ahí tumbado, resoplando, era una caricatura de mí mismo. Me imagino al monitor del fracasado mantenimiento escribiendo ahora en el blog de todomúsculo.com la llegada del nuevo personaje a su gimnasio.
5.- La televisión es un nuevo elemento. Cinco pantallas gigantes amenizan al sufridor/a. Con tal oferta bien pudieran poner un canal porno. Habría dos consecuencias, las máquinas que hubiera frente a ese monitor serían las más solicitadas, y la sala se iría poco a poco quedando sin mujeres.
6.- La música es una constante imposición. La potencia de mi ipod no pudo con el hilo musical, pero como prefiero el flamenco a Bisbal, seguí con los cascos puestos, así que mi cabeza era una suerte de feria, a la que solo le faltaba, de vez en cuando, un grito de "¡ otro perrito piloto !".
7.- La fauna que uno puede encontrar en un sala de musculación no ha variado mucho: van desde el musculitos de libro, que parece un lagarto de esos con dorsales y patillas de pollo, a los adolescentes con más grano que músculo, pasando por los deportistas reciclados de otras disciplinas, sin olvidarnos del perenne opositor a bombero y su amigo.
8.- Sigo sin entender por qué la gente prefiere correr sin moverse en una cinta que salir a hacerlo en la calle, a no ser que enfrente tengas el canal porno.
9.- Media hora de repeticiones se me hace eterna, y desde que planifiqué la sesión, que terminaba con un baño en la piscina, cada resoplido se acompañaba de un con lo bien que estaría nadando.
10.- Cuando me zambullí en el agua recuperé mi seguridad, mi orgullo (pese al gorro), porque si el agua fuera una biblioteca, allí sería un ratoncito con gafas de pasta.
2.- Habrá sido mala suerte, pero siempre me encuentro con monitores que tienen más desarrollado el deltoides que el cerebro. El que ayer me tomó nota se detuvo unos diez segundos pensando como terminar de escribir "mantenimiento" para finalmente escribir "para mantenerse".
3.- Claro, que tuvo su venganza apenas un minuto después, cuando me enfrentaba a mi primera máquina, artilugio del demonio, poema incomprensible del sistema de poleas. Bendije al inventor de las pegatinas y a su primo, el creador de las imágenes de muestra. Hasta un tipo como yo comprendió, cuando la localicé, que aquella máquina era para otro nivel. Así que me decanté por las mancuernas tradicionales.
4.- Cuando eres un regordete viejuno que acude al gimnasio para mantenerse, diez kilos en press de banca (pecho) es una ridícula barbaridad. Era más grande el hierro que sustentaba las pesas que las propias pesas. Ahí tumbado, resoplando, era una caricatura de mí mismo. Me imagino al monitor del fracasado mantenimiento escribiendo ahora en el blog de todomúsculo.com la llegada del nuevo personaje a su gimnasio.
5.- La televisión es un nuevo elemento. Cinco pantallas gigantes amenizan al sufridor/a. Con tal oferta bien pudieran poner un canal porno. Habría dos consecuencias, las máquinas que hubiera frente a ese monitor serían las más solicitadas, y la sala se iría poco a poco quedando sin mujeres.
6.- La música es una constante imposición. La potencia de mi ipod no pudo con el hilo musical, pero como prefiero el flamenco a Bisbal, seguí con los cascos puestos, así que mi cabeza era una suerte de feria, a la que solo le faltaba, de vez en cuando, un grito de "¡ otro perrito piloto !".
7.- La fauna que uno puede encontrar en un sala de musculación no ha variado mucho: van desde el musculitos de libro, que parece un lagarto de esos con dorsales y patillas de pollo, a los adolescentes con más grano que músculo, pasando por los deportistas reciclados de otras disciplinas, sin olvidarnos del perenne opositor a bombero y su amigo.
8.- Sigo sin entender por qué la gente prefiere correr sin moverse en una cinta que salir a hacerlo en la calle, a no ser que enfrente tengas el canal porno.
9.- Media hora de repeticiones se me hace eterna, y desde que planifiqué la sesión, que terminaba con un baño en la piscina, cada resoplido se acompañaba de un con lo bien que estaría nadando.
10.- Cuando me zambullí en el agua recuperé mi seguridad, mi orgullo (pese al gorro), porque si el agua fuera una biblioteca, allí sería un ratoncito con gafas de pasta.
16 de noviembre de 2009
EL REGALO DE MAMÁ
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Soy puta. Así que voy a donde me pagan. Además, de las caras, mis servicios, que incluyen desde felaciones naturales y completas hasta cualquier filia que el cliente ponga sobre las sábanas y que no suponga un daño físico para mí, están por encima de los cien euros por sesión. Debido a mi trabajo no me extrañó lo más mínimo, faltaría más, la llamada de la clienta. Quiero que venga a hacerle una mamada a mi hijo. Solo por curiosidad pregunté la edad, no porque sea remilgada en ese aspecto, sino porque no quiero problemas legales con menores. Treinta años, señorita, tiene treinta años. En el camino, adecentada con mis galas de puta, que suelen ser siempre minifalda y top ajustado bajo el abrigo, pensaba en qué curiosa vida pudiera tener aquel hijo al que una madre le regala una puta para su cumpleaños. Vivían en un barrio humilde del sur, las casas rezumaban esfuerzos y familiaridad. Yo vivo en el norte, en una zona residencial, pero siempre me siento a gusto cuando paseo por estos barrios obreros. Mis salarios me permiten no sentirme como tal, pero ¿qué soy yo sino una obrera del amor? En un cuarto sin ascensor me esperaba la mujer. Rondaba los sesenta, rostro cansado, ojeras enormes y sonrisa forzada. Buenas noches señorita, le agradezco la puntualidad y la discreción. Esto último lo imaginé porque bajo mi abrigo solo un viejo cliente podría adivinar mi profesión. Vayamos al grano, me dije, y ella entendió mi gesto porque con la mirada me indicó una habitación al fondo del pasillo. Llevaba los dos billetes en la mano, pero le indiqué que cobraría al finalizar el trabajo. ¿Alguna indicación sobre lo que desea su hijo? Ojalá, dijo entre lacónica y resignada. Al entrar entendí su resignación, su tristeza y su profundo cansancio. En una habitación donde uno espera todavía duerma un niño descansaba el cuerpo inerte del joven de treinta años. Las manos retorcidas con los dedos hechos un ovillo, como si intentara rascarse las muñecas. El rostro, relajado, sobre el hombro y sobre él los restos de sus propias babas. Soy una profesional experimentada y creía haberlo visto y hecho casi todo. El casi siempre lo incluyo por este tipo de sorpresas. Pero repito, soy una profesional, así que donde me pagan voy y hago mi trabajo. Y aquel joven retorcido en su desgracia no podía ser peor que cientos de desconsiderados clientes a los que se la he chupado en mi vida. Me acerqué a él con intención de acabar con el asunto lo antes posible. Pero creí adivinar en su boca retorcida una sonrisa que despertó mi ternura de inmediato. Una puede meterse la polla de un desconocido por el culo mientras hace la lista de la compra, pero no es insensible. Lo besé en la frente y me dispuse a comprobar en qué partes de su cuerpo seguía teniendo sensibilidad. Llevé sus dedos retorcidos a mis pechos, mientras le hablaba sensualmente de lo mucho que iba a gozar. Su respiración se aceleraba y la musculatura de su rostro se endurecía hasta conferirle el aspecto del hombre que debería ser. Bajo la sábana se adivinaba la enorme erección, tal era la robustez que la cama parecía una tienda de campaña. Quité la sábana y descubrí su cuerpo medio desnudo y un miembro viril, qué digo, un enorme pollón. Voy a ser dura, pero en aquel momento pensé en qué injusta es la vida, que aquel inerte chaval tuviera aquella herramienta inútil era un verdadero desperdicio. Olía muy bien, como el resto de la casa, impoluta y ordenada, así que imaginé su madre habría adecentado al muchacho para la ocasión. La respiración era cada vez más forzada, y podría adivinarse en sus gruñidos una suerte de gemidos o invitación. Me la metí en la boca con suavidad, no quería asustar a su centro sensitivo. La fui humedeciendo, ayudándome con la lengua y con los labios. Sabía de maravilla así que cerré los ojos y me dejé llevar. Jugueteaba con sus genitales con la mano mientras me la metía una y otra vez con tremenda profundidad en mi boca. Estaba preocupada con que estuviera húmeda, no quería que el más mínimo atisbo de dolor entorpeciera el placer. Cuando estimé, para eso sirve la experiencia, que el muchacho se iba a correr, me centré en la parte superior de su polla. Me puse sobre la cama para que mi lengua incidiera especialmente en su frenillo. La deslizaba una y otra vez sobre ella, con la boca abierta, hasta que la primera dentellada caliente se estrelló contra mis labios. Sin ser algo premeditado me la metí en la boca hasta que todo el semen fue cayéndose desde mis labios a mis dedos y a su polla, que se retorcía, como él, de placer. Me limpié y le di un largo beso a su boca medio cerrada. Cuando salía de la habitación creí entrever en su mueca algo parecido a una sonrisa. La madre me extendió los dos billetes con sincero agradecimiento, le devolví uno de ellos porque en ese instante había decidido instaurar para clientes vips el dos por uno. Salí y me fui a una cabina de teléfono a llamar a mi madre, al otro lado del mundo. Resistí la tentación de contarle lo que había sucedido y que ya tenía claro que regalo debíamos hacerle a mi hermanito para su 25 cumpleaños…
15 de noviembre de 2009
14 de noviembre de 2009
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INDIFERENCIA
“Si pudiera huir de este cuerpo podrido.
Mientras tanto dame la mano, decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor”. Kirmen Uribe
Mientras tanto dame la mano, decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor”. Kirmen Uribe
Cautivo del desánimo más perro
Y herido de impotencia hasta la médula,
Anoche oré con fe;
no hubo respuesta.
Turbado ante el silencio y la carencia
Que, impúdico, exhalaba el firmamento,
Mi afán fue pergeñar alguna excusa
Capaz de disculpar tanto abandono
Golpeando mis entrañas sin clemencia.
No fue fácil.
No obstante,
Tratar de conservar la buena nueva
De un credo que jamás brilló en mis noches
La pena colegí que merecía.
Y al fin con el esfuerzo se hizo el éxtasis:
La torpe explicación de la afonía
Que, déspota, aniquila mi universo:
El buen dios aún andaba perpetrando
Su vasta y honda siesta del día séptimo,
Cansado por haber parido un mundo
Con tanta inquina, hiel, venganza, guerra,
Con tanta vanidad, codicia, cólera,
Con tanto niño hambriento, enfermo, triste,
Con tanto espanto, cárceles, murallas,
Con tanto torturado, envidia, muerte,
Con tanta sed, rencor, desesperanza,
Un mundo tan colmado de dolor
Y en el que tú con tanto
encono me desprecias.
13 de noviembre de 2009
EL PEOR MADRID DE LA HISTORIA
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Hoy vamos a ponernos futboleros. El martes estuve viendo una película que todavía no he clasificado si dentro de las de terror o de las de risa. O una comedia de estas que guardan el repunte amargo, o a la inversa. Se titulaba El monstruo de Valderas arrasa la Castellana y sus señoritas. En los aledaños de la evidencia estuvimos haciendo un repaso, a colación de la famosa ley Beckam, que merece otro artículo, a los gradísimos jugadores extranjeros que han pasado por la Casa Blanca. Solté por email el guante a mis viejos amigos de Así Somos F.C. y entre todos hemos hecho el peor equipo de la historia de la entidad blanca. Hay un equipo titular, y gracias a su memoria, centrada tan solo de los ochenta a hoy, reservas y todo. Para darle enjundia a esta alineación lease como lo hiciera el responsable de la megafonía (me niego a llamarlo speaker) del Bernabeu:
En la portería Albano Bizarri, el gato argentino.
En la defensa: Secretario la bala portuguesa, Claudemir Vitor lateral brasileño, Spasic el infranqueable y Jonny Metgod el muro del norte.
En el centro del campo: La pulga Ognienovic, Edwin Correcaminos Congo, Freddy quien coño te ha fichado Rincón y Madre mía que paquete Flaubert.
Y para la delantera: Elber la perla báltica Balic y No paro de estar de fiesta, gordo Cassano.
En el banquillo, esperando su oportunidad, estarán Dudek, Diogo, Prosineski, Pablo García, Flavio Concienciao, Emerson, Woodgate, Gravessen y Geremi.
Lo que hasta ahora no hemos decidido es el entrenador y no por falta de candidatos.
En la defensa: Secretario la bala portuguesa, Claudemir Vitor lateral brasileño, Spasic el infranqueable y Jonny Metgod el muro del norte.
En el centro del campo: La pulga Ognienovic, Edwin Correcaminos Congo, Freddy quien coño te ha fichado Rincón y Madre mía que paquete Flaubert.
Y para la delantera: Elber la perla báltica Balic y No paro de estar de fiesta, gordo Cassano.
En el banquillo, esperando su oportunidad, estarán Dudek, Diogo, Prosineski, Pablo García, Flavio Concienciao, Emerson, Woodgate, Gravessen y Geremi.
Lo que hasta ahora no hemos decidido es el entrenador y no por falta de candidatos.
Siguiendo esta idea se me ocurren otras selecciones imposibles: la peor española, por ejemplo. O en otros campos, un catálogo de los peores actores de la historia. Políticos, tenistas, lo que se te ocurra. Espero vuestras ideas.
MICROS
12 de noviembre de 2009
¿SOY?
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Soy comunista pero no creo en la lucha de clases, porque no creo en las clases.
Soy comunista pero creo que cualquier preso político es un crimen, así que considero a Fidel Castro y su régimen como una dictadura asesina más.
Soy comunista pero defiendo lo que es mío y eso incluye la propiedad privada.
Soy comunista pero creo que el Ché, además de una figura emblemática y un icono revolucionario, fue un violento asesino.
Soy comunista pero no creo en las revoluciones violentas como herramientas de evolución.
Soy comunista pero no admiro a Lennin y creo que Stalin era un despiadado dictador asesino.
Soy comunista pero creo que la caída del Muro de Berlín llenó de luz y libertad a millones de personas.
Soy comunista pero las pocas veces que no voté en blanco lo hice a los socialistas
Soy comunista pero trabajo en una multinacional y recelo del buen hacer de los sindicalistas.
Soy comunista pero sueño con tener un coche más grande, que me permita meter los juguetes y las bicis de mis hijos y perderme los fines de semana.
En definitiva ¿soy comunista?
11 de noviembre de 2009
PARANOIA
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La semana pasada, de vuelta de ver a Les Luthiers (¡cómo te quiero morena!) íbamos por la M40 madrileña, por el carril central, cuando se puso tras de nosotros una furgoneta de tamaño medio. Tan cerca que no veíamos más que sus luces en nuestro cogote. La velocidad era considerable, 90 km/h. No me gusta tener otro vehículo a esas velocidades pegado a mi culo, así que hice un amago de frenar, para que se pusiera en tensión, que mi luz roja lo despertara. No sirvió de nada, así que aceleré todo lo que pude y me coloqué en el carril de la derecha rebasado a otro coche. La furgoneta hizo la maniobra inversa por el otro carril y volvió a colocar su morro lamiendo mi culo. Durante un instante, apenas dos segundos, me puse en tensión extrema e imaginé que aquel conductor había malinterpretado mi gesto y estaba, en la jerga de la calle, picado conmigo. Unos segundos después abandonaba la M40. Era, simplemente, un mal conductor que no tenía nada personal contra nosotros. Pero durante unos segundos mi corazón se aceleró, se dispararon las pulsaciones y mi mente se sintió acorralada. Me acordé de David, nuestro viejo amigo, que sufría esquizofrenia paranoide y sentí de inmediato empatía por su sufrimiento, una vez más. Él pensaba que todos los mafiosos de El padrino concentraban sus esfuerzos por matarlo. Vivía una angustia tal que entiendo perfectamente que las cosas ocurrieran como ocurrieron. Si dentro de su cabeza sintió la misma angustia que durante un segundo atenazó mis sentidos en la M40, entiendo perfectamente que cogiera su coche, se alejara de la ciudad, lo dejara aparcado bajo una encina, toda la documentación ordenada y las llaves sobre el salpicadero, se adentrara en la vieja casa abandonada y de dos certeros cortes con una botella rota, trasnversales, de la muñeca a la cara interna del codo, acabara con tanto sufrimiento. Sí, lo entiendo perfectamente.
Siento el detalle de esta narración, pero escribir ayuda a sacar los demonios y los fantasmas. David, te seguimos echando de menos.
Siento el detalle de esta narración, pero escribir ayuda a sacar los demonios y los fantasmas. David, te seguimos echando de menos.
MICROS
10 de noviembre de 2009
LA VIGENCIA DE UNA FRASE HECHA
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Me gustan las frases hechas. Si volviera a ser adolescente, formaría un grupo de música y lo llamaría frases hechas, tiene tirón ¿verdad? Me fascina la capacidad de perdurar en el tiempo de estas frases, incluso cuando, siendo estrictos, su significado ha perdido vigencia. Tengo muchos ejemplos: a buenas horas mangas verdes o irse de picos pardos, son mis favoritas. Todas ellas comparten un denominador común, los elementos que les dieron significado ya no están. Ni la guardia lleva mangas verdes, ni las prostitutas utilizan faldas de picos oscuros. Aun así, dices que te vas de picos pardos y todo el mundo entiende que te vas de juerga (no necesariamente de putas). O si sueltas un a buenas horas mangas verdes, alguien o algo ha llegado demasiado tarde. Me imaginaba siempre como heredero de estas frases, la parte que tiene que pedir explicaciones a alguien más mayor o a un libro, para saber el verdadero origen. En cambio me he dado cuenta de que mi generación ya ha generado frases que para personas más pequeñas, como mis hijos, requieren de un diccionario. Hasta ahora recurría a un único ejemplo: el canto de un duro. Pero hay más, supongo que bastantes más, y ahí es donde requiero de vuestra ayuda. Y como empujoncito os dejo un segundo ejemplo: tirar de la cadena. Mi hijo lo lleva escuchando toda la vida y el significado real está por encima del ¿nominal? pero bien pudiera algún día, y no lo descarto dada su curiosidad e ingenio, que me pregunte, pero papá, ¿por qué siempre dices que hay que tirar de la cadena si en aquí ni tenemos cadena ni tenemos que tirar de nada? Espero vuestros ejemplos, como siempre...
9 de noviembre de 2009
MI ONCE TITULAR
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No tengo dudas de cual sería. En la portería Nerea, la pelirroja de grandes dedos. Con quince añitos me enseñó lo que una mujer es capaz de hacer con las manos. Era un verano, en el pueblo. La conocí porque era la hermana mayor de un amigo. Ella rondaba los 20, así que se presuponía inalcanzable. Pero es lo que tiene el verano, o las orquestas de pueblo o el alcohol, pero el caso es que a las cuatro de la mañana la besaba contra el muro del frontón. Estaba excitadísimo y ella entre encantada y divertida. Tranquilo, chaval, tranquilo, me decía, que vas a terminar antes de empezar. La besé con mi mayor pericia, en la boca, en el cuello, en los pechos, que liberó de la camiseta para que pudiera mordisquear sus pezones con libertad. Me llevó la mano al coño y me dejó que jugueteara un poco con torpeza, supongo, porque zanjó el asunto con un eh, no te preocupes, yo me encargo. Entonces me bajó los pantalones y los calzoncillos, se escupió en la mano y comenzó a masturbarme. Lo hizo con intensidad y suavidad a un mismo tiempo. Los movimientos eran profundos y no tardé en correrme en sus dedos. Sentí cierta vergüenza cuando ella, entre risas, se limpiaba la mano. No está mal para un chiquillo, dijo cuando vio mi semen sobre sus dedos. Después me besó con cierta ternura que me supo a madre y despedida y regresamos al baile. Nunca más la volví a ver, pero no me imagino a una dama mejor para defender la portería, con esos dedos mágicos que me abrieron el mundo del sexo. En la defensa pondría a las hermanas Smith, las irlandesas de carnes apretadas y ninguna vergüenza con las que juguetee en la playa de Benidorm una madrugada fiestera. Cuando las conocí, sudando en una ruidosa discoteca, me creí perfectamente la historia de que eran hermanas, pero dos horas después, cuando me la chupaban en las hamacas mientras el sol se desperezaba, tuve que dudar de su relación familiar. Una de ellas, imposible recordar cual, era la que llevaba la voz cantante y mi polla era, por ende, su micrófono. Fue bastante extraño, porque la idea fue de ellas y ni tan siquiera tuve que esforzarme, ni apenas jugué con sus cuerpos, fue como si lo tuvieran planeado y yo, o hubiera estado en el lugar oportuno en el momento idóneo, o hubiera sido el mejor de los candidatos. Cuando me corrí en sus bocas, mientras jugueteaban con mi semen, pasándoselo de una boca a otra, creí estar viviendo mi propia película porno. Creedme que toda la vida he buscado la droga que me hizo vivir aquello, porque me sigue costando imaginar que no fuera fruto de mi calenturienta memoria. Como central en mi alineación pondría a María, le preciosa y excesiva María. Una mujer entrada en carnes, de una hermosura sin discusión y un amor por el sexo anal fuera de toda duda. No me imagino a nadie mejor para defender mi retaguardia. Era una compañera de trabajo y en una reunión de ventas me invitó, tras la segunda copa, a subir a su habitación. No hubo apenas intercambio de besos, ni pude saborear sus interminables pechos. Pareciera, una vez más, que yo fuera parte de un plan premeditado. Quiero que me la metas por el culo, me dijo pasándome un preservativo y el lubricante. Estaba borracha y quizá gracias al alcohol se atrevió a cumplir su sueño por primera vez. No me molesté en preguntar por qué no hacía estos juegos con su marido. Me costó entrar, ella gemía entre el placer y el dolor. Cuando ya estaba dentro hicimos una pausa y comenzaron los movimientos. Yo estaba borracho igual que ella, gracias a eso la cosa duró lo razonable. Ella gemía como una loca, gritando como si estuviera perdiendo la vida en cada embestida. Se acariciaba el coño con una mano con tremenda violencia. Yo la tenía por la cintura y veía sus hermosas y excesivas carnes moverse con cada golpe. Ella se corrió primero, con gritos desesperados, después lo hice yo, hundiendo los míos en su espalda. Se deshizo de mi polla y avergonzada, por primera vez, se metió en el baño. Comprendí que debía irme, que no quería verme en aquellas circunstancias. En el trabajo el asunto estuvo tenso hasta que en otra reunión deslizó un preservativo en mi cartera. Supe entonces que, dos copas después, me esperaba su culo en la habitación. Para la banda derecha me quedo con Mariola, la argentina de boca inagotable. Hablaba tanto como chupaba, su número favorito era el 69 y no imaginaba una forma mejor de acabar una sesión de sexo que corriéndose en la boca de su amante mientras ella buscaba el semen para sus labios. Follamos muchas veces, pero buscaba una y otra vez que uno de los dos se corriera primero. Si era yo, ella se tumbaba abriendo las piernas ofreciéndome el coño con ese acento irresistible, para vos. Y si era ella, hacía lo propio con mi polla. Tenía además una curiosa costumbre, después del orgasmo buscaba mis labios, y reconozco que gracias a ella acepté que el sabor de mi propio semen no me era del todo desagradable. Para centro del campo elijo a Itziar, la chelista. Un amigo me invitó a un concierto y ella era el plato principal. Llevaba una larga falda negra con la que abrazó el chelo. A mi la música, la verdad, ni me va ni me viene, iba por mi amigo, pero me pasé toda su interpretación sumido en un profunda excitación. La llevé unas flores al camerino, hablamos, intercambiamos nuestros teléfonos y durante algún tiempo cada vez que venía a la ciudad cenábamos juntos y pasábamos la noche en su habitación de hotel. Era una mujer tierna, que se enfrentaba al sexo como a la música, meciendo cada movimiento, como si se tratara de una partitura. Apenas hacía ruido al sentir los orgasmos, pero su capacidad para repartir juego, para encontrarle las teclas al placer, eran inconmensurables, por eso no me imagino a nadie mejor que ella para repartir juego. Para la banda izquierda está Sabina, la comunista que conocí en una fiesta del sindicato. Llevaba una camiseta del Che, tan tópica como tierna, y una boina calada. Fumaba porros con naturalidad y hablaba de la redistribución de recursos con la fe del creyente. Fuimos amantes durante unos meses, antes de que aceptara una beca para estudiar en el extranjero. Vivía en un pequeño apartamento compartido con otro camarada. La cosa terminó la noche en la que su amigo aceptó nuestra psicotrópica invitación a follar juntos. Fue una mezcla de brazos, pies, manos, dedos y lenguas hasta que sin darme cuenta me fui quedando apartado. Me fumé un porro y me masturbaba mientras ellos seguían follando. Cuando terminaron él le sugirió que no era de buena comunista haberme dejado de lado, y que me la chupara para compensarme, la famosa redistribución, supuse. Ella le hizo caso, se arrodilló y se metió mi polla en la boca. Me corrí por primera vez dentro y ella se lo tragó ante mi sorpresa. Aquella mujer tenía una capacidad innata para sorprenderme, algo que exijo para mi centro del campo. Me queda el tridente de delanteros. Como delantero centro me quedo con Alicia, la mujer con la mejor delantera que jamás he conocido, un monumento a la perfección y el bisturí. Tal era la hermosura de sus pechos, tal orgullo tenía por ellos, que no solo vestía para lucirlos, sino que eran su plato fuerte en el sexo. Si eras capaz de hacerla sentir hermosa con sus pechos, raro era que no acabaras corriéndote sobre ellos. Es la mejor delantera, y nunca mejor dicho. La punta izquierda se la doy a Rosa, la inalcanzable, la más hermosa de todas. Nunca una mujer se me puso tan dura, tan imposible y me hizo trabajar tanto. Como un verdadero crack, cada temporada le prometía a mis gónadas sus carnes y se incumplían, hasta aquella tarde en la que quedamos porque quería contarme algo muy importante. Lo había dejado con su marido y después de tantos meses de intentos, no se lo ocurría a nadie mejor para resarcirse. Hicimos el amor en su piso céntrico, rodeado de las fotos familiares. Mientras la follaba, con toda mi habilidad, tensión y dedicación, ella lloraba. No es de pena, no es de pena, decía entre sollozos. Ni cuando se corrió y terminó agotada y dormida llegó a convencerme. Después su marido le regaló un enorme ramo de flores y ella un nuevo perdón. No volvimos a poner juntos en duda sus sollozos u orgasmos. Y para la derecha me quedo, paradójicamente, con la concejal del PP de la pequeña pedanía gallega. Tuve que reunirme con ella para discutir algunos aspectos laborales y, no me preguntéis como, acabamos follando sobre la mesa de su despacho. Me ofrecía, desde entonces, voluntario cada vez que había que negociar algo con la alcaldía. Hasta que las elecciones pusieron tierra de por medio.Esa sería mi alineación titular, un día de estos hablaremos del equipo suplente.
8 de noviembre de 2009
7 de noviembre de 2009
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SOBRE EL ÚLTIMO FILO
“A través de los siglos
por la nada del mundo,
yo, sin sueño, buscándote.”
Rafael Alberti
Su nombre era el despojo
De aullidos desangrados:
Tan ancha era la noche
Y el canto tan menguado.
Hubiese alzado el vuelo,
Pero en su ala sin párpados
No era posible el sueño,
Su son petrificado.
Bajo un cielo plomizo,
Cementerio de pájaros,
Vagó durante siglos
Aguardando el relámpago
Que a un ángel alumbrase
En la estela de Lázaro,
Devolviéndole el fuego
A su salmo apagado.
Y la nada del mundo,
Negra sima de espanto,
Parió, muda, un demonio
Predador de milagros.
6 de noviembre de 2009
INCOMPRENSIBLE PEREZA
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Me considero una persona muy activa. De frente para dentro especialmente activa. Pero en general puedo decir que paso el día haciendo algo. Tal es así que ahora mi mayor ilusión es pasarme un día sin hacer absolutamente nada. Pese a esa tendencia a la actividad, hay ciertas cosas que me dan una incomprensible pereza. No se trata de actividades especialmente costosas, no estoy hablando de bajar la basura a los contenedores que hay a medio kilómetro de casa un día invernal de intensa lluvia. No, hablo de cosas sencillas. Os dejo unos ejemplos y espero los vuestros, porque ya sabéis que como buen tonto necesito el consuelo de muchos:
1.- Quitarles los cartones a los alimentos o bebidas para dejarlos en la nevera. Los yogures y la cerveza, esos son mi gran cruz. Y esta pereza incomprensible acarrea más trabajo posterior, porque como dicen en mi pueblo, al gandul y al pobre todo le cuesta doble. Si no quitas ese cartón, no solo ocupa más espacio, sino que pude que rompas alguno, se te quede pegado el propio cartón a la nevera con lo que luego hay que limpiarlo o simplemente sea una pequeña batalla cada vez que te tomes una cerveza. Lo sé. Aun así soy incapaz y si lo hago es refunfuñando (que hermosa palabra).
2.- Tirar las chapas de la cerveza a la bolsa de basura. Me da igual donde esté. Al final todas acaban como una cuenta sobre la encimera, y al terminar la jornada cervecera van al cubo. Quizá sea una forma encubierta de controlar lo que consumo, las chapas como un contador.
3.- Bajar al trastero. Esto no necesita explicación. No conozco a nadie que se ofrezca voluntario a esta tarea. Y menos si eres mujer.
4.- Borrar el contenido de un disco duro. Hay películas que se pasan meses y meses en la lista de películas vistas hasta que me decido a dar al ratón derecho eliminar.
Son tres pequeños detalles, pero hay muchas cosas en el día a día que incomprensiblemente nos da una muy humana pereza.
5 de noviembre de 2009
EL RAPERO TIERNO
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Leo y escucho mucho sobre la juventud de ahora. A mí todo me parece cíclico. Lo mismo que me gustaría decirle a los jóvenes de hoy me lo decía mi padre en su día, que tuvo que escuchar algo similarmente idéntico de su padre antes, y el abuelo también...Las personas que permanecen son las más fiables: los profesores. También es verdad que ellos van dejando parte de sus energías con el paso del tiempo, pero reconocen una pérdida de valores alarmante. Hablaremos de ello. Al hilo de esto hoy solo me gustaría contar una pequeña escena tierna que vi. Ocurrió una mañana de domingo, volviendo del kiosko de prensa y la panadería de la señá Gloria. Frente a nosotros venían dos personas andando muy, pero que muy despacio. Al ritmo que marcaban los ancianos pies de una de ellas. Era una abuela, encorvada por el peso de la sabiduría y los años, arrastrando su traje de domingo, camino de la iglesia cercana. A su lado había un joven de no más de quince años, en la flor de la arrogancia y la incomprensión. Alto, moreno, con el pelo de pincho perfectamente moldeado y despeinado. La parte del cogote muy corto y a la altura de las patillas una especie de corte transversal, que seguro tiene algún significado. Pendiente en ambas orejas. Chándal blanco, pantalones anchos y cortos, a la altura de las rodillas, del mismo color, y zapatillas de baloncesto blancas y negras desatadas, con la lengüeta por encima. Me atrevería a decir que era un suerte de rapero. No nos miró al cruzarnos, porque estaba concentrado, con toda su ternura, en ayudar a su abuela a llegar hasta misa. El joven llevaba en la mano el bolso de la anciana, que hacía juego con su traje de domingo, y no con las nike del adolescente. Pero él llevaba con una sonrisa tanto lo uno, el bolso, como a la otra, a su abuela, que dependía de él para su cita con dios. Se movía y atendía las demandas de la anciana con infinita ternura. No era impostura. No se le veía avergonzado, preocupado, inquieto, se le veía orgulloso y me atrevería a decir que hasta feliz...quizá ellos no sean tan distintos como nosotros queremos creer, ¿no nos estaremos haciendo mayores nosotros sin más?
4 de noviembre de 2009
NOVELAS ETERNAS
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Las novelas se me hacen eternas. Y no por qué sean peores que las que devoraba en dos mordiscos hace un lustro. He perdido la rutina. Era LTP, ya sabéis lo que me gustan las siglas: un Lector de Transporte Público. Dos horas al día de traqueteo daban para muchos párrafos. Llegó el primer niño y, curiosamente y sin tener nada que ver, un nuevo trabajo sin metro que me obliga a usar el coche. Aun así había resquicios, momentos de relax y descanso en los que la literatura pasiva (así denomino yo la lectura) se abría hueco. Luego llegó el hermano pequeño y ya no hay resquicio alguno. Ahora las novelas me pueden durar meses. Las elijo a conciencia sin demasiada complejidad precisamente por eso. Y tiene un lado bueno, pasas tanto tiempo con tus personajes que llegan a desdoblarse por encima de la propia voluntad del novelista, pasan tantas horas a tu lado en la mesita de noche, en el maletín del ordenador, en el bolso, que saben más de ti que tu propia pareja. Algunas veces me da la impresión de que se cuelan por entre las páginas y se sientan a mi lado, mientras ceno. Oye, traes mala cara, ¿mal día en el trabajo? Pues mejor que no hables tú, porque me da la impresión de que en las dos próximas hojas te va a dejar tu mujer. No me lo recuerdes, anda, no me lo recuerdes. Eso, y vuelve a la novela, no vaya a ser que me de por leer y te lo pierdas. Uf, pues sí que sería una lástima, porque con las pocas visitas que nos haces...Casi prefiero que eso no ocurra, porque me imagino a los protagonistas de las novelas pendientes saliendo por las noches a manifestarse: ¡ queremos ser leídos ! ¡ queremos ser leídos ! A todo esto, me quedan diez hojitas nada más de cuatro amigos, la recomendable y sencillísima novela de David Trueba (el que tiene un hermano con un Oscar), en dos semanitas me la zampo, no vaya a ser que venga Solo (El protagonista) a darme dos mandobles impacientes.
MICROS
3 de noviembre de 2009
¿DEMASIADA PRISA?
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Me guardé un artículo del jueves para hablar de él. Se titulaba sin leer ni escribir hasta los seis. Y, para no aburriros con mi subjetividad, os detallo las ideas que me han calado:
1.- La presión social para adelantar la enseñanza de contenidos en las escuelas cada vez es más fuerte.
2.- Según la portavoz de directores de escuelas infantiles de la Comunidad de Madrid (Carmen Ferrera- con más de 30 años de enseñanza a sus espaldas-) todos los aprendizajes que se fuercen van a estorbar en el futuro. En esa línea se manifiesta también una experimentada profesora, Marisa Cervigón, que se hace está pregunta: ¿cómo van a aprender a hablar si no hablan, si se pasan el día haciendo fichas"
3.- La excesiva presión sobre los niños puede socavar la confianza y se corre el riesgo de dañar el aprendizaje a largo plazo
4.- La enseñanza debe ser lúdica y contar con los intereses y la evolución de los niños.
4.- La enseñanza debe ser lúdica y contar con los intereses y la evolución de los niños.
Estas cuatro ideas condensan no solo el artículo, sino mi forma de ver este asunto. Tenemos demasiada prisa. En una reunión en la escuela entre padres de niños de tres y cinco años, varios mostraron su inquietud porque su hijo, contra la promesa de la filosofía de la escuela, acabara el curso sin poder leer algunas frases. Mi pareja y yo nos mirábamos asustados ¿con cinco años? con esa edad a mí me preocupan los valores que tenga mi hijo de respeto, de saber esperar, de quererse a sí mismo y a los que están a su lado. Si no es capaz de juntar plu con mero la verdad es que no me inquieta lo más mínimo. Prefiero un niño sano y analfabeto, transitorio y voluntario, que un cabroncete sabiondo. Creo que los primeros años de la vida son para cimentar la forma que ha de tener el niño de enfrentarse al mundo y a los demás. Respetar y hacerse respetar. No tengamos prisa porque corran, que aprendan primero a andar, después correrán tan deprisa que los perderemos de vista. Y de leer hablaremos más tarde ¿no os parece?
MICROS
2 de noviembre de 2009
SE ACABÓ
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Ambos son personas metódicas y organizadas. Sus respectivos trabajos se encuentran a unos dos kilómetros, así que se afanaron por encontrar un hotel coqueto y, sobre todo, discreto, a un kilómetro de cada uno. Un día al mes, el último jueves, reservan una habitación con nombre falso y dan rienda suelta a su pasión. No recuerdan muy bien como empezó la cosa, pero ambos serían incapaces de vivir si estas dos horas al mes. Él es un hombre casado, siempre amenazado de divorcio, con una mujer al borde de un constante ataque de nervios a la que solo soporta por rutina, y, tal vez, gracias a estos juegos. Ella también vive en pareja y tiene incluso un hijo, pero jamás logró convencerlo a él de que se casaran. Ahora ya ni lo intenta, también, supone, gracias a estos juegos. Los jueves dejan de ser trabajadores de futuro, marido paciente y comprensivo o madre ejemplar, para ser dos amantes desatados. Sin el envoltorio de la rutina sus encuentros son pura explosión de placer y deseo. Por email, en dos cuentas secretas creadas al efecto, van caldeando el ambiente los días precedentes al encuentro. Hasta entonces, si hay algo que los junte es la casualidad. Quizá ella empiece a calentar motores mandándole una foto de sus pechos con una breve nota: esperan tu leche. O él recuerde que compró un pequeño dildo hace unos meses, especial para el sexo anal. Quizá ella proponga un trato: si yo me corro en tu boca tú te corres en la mía. O él lance un reto: te follaré hasta que pierdas el sentido, y cuando lo recuperes, te seguiré follando. Hoy, por ejemplo, bendito jueves, el tema ha sido un vibrador especial que ella usa para sus viajes. Se lo regaló su pareja cuando, por trabajo, empezó a faltar algunas noches. Es más pequeño que tu polla, le sugería en un último email, apenas unas horas de abrir la puerta de la habitación arrebatados por los primeros besos. Es más pequeña que tu polla, así que la tuya la quiero en la boca, y el de plástico donde se te ocurra. Ella es así de soez con su amante, cuando en pareja es una mujer más bien tranquila y rutinaria. Los jueves se considera una golfa, una guarra, le gusta decir palabras mal sonantes y frases del tipo córrete en mi culo, que soy tu putita. Antes de empezar con estos encuentros ni se imaginaba lo que una mujer loca de deseo podía llegar a hacer. Viene de una familia conservadora y hasta bien entrada su juventud no se convenció de que el sexo era al más que el vehículo para la unión matrimonial y la maternidad. En un par de años de jueves intensos ha descubierto todo lo que se esconde bajo el deseo y la piel cuando se rompen las ataduras y la cordura. Años atrás no se imaginaba ofreciendo su culo y un lubricante a su amante. Y lo que es más significativo, con la polla dentro, no se imaginaba pidiendo más y más, y sintiendo un, para nada procreador, orgasmo anal. Esas son las cosas que le dan los jueves. Si sus amigas de toda la vida supieran que se traga el semen de su amante después de que se corra en sus tetas, y que lo lame con sincero deseo y que le sabe a gloria, tal vez la echarían del club. Hoy quería volver a ser la puta desatada de todos los jueves. Antes de cerrar la puerta ya rebuscaba en su bolso, tirado en el suelo, el vibrador, al tiempo que se quitaba la ropa, eso sí, para dejarla sobre la mesa bien dobladita, que a la tarde hay que volver al bufete. Desnuda se metió el vibrador en la boca, hasta casi hacerlo rozar con sus cuerdas bucales. Vamos, quítate la ropa. Con la mano mientras tanto se iba acariciando el cuerpo, los pechos, el coño. Tumbada, y sin dejar de comerse el dildo, abrió las piernas y el coño con dos dedos. Cómeme, le sugirió. Él, divertido, se arrodilló y comenzó a comerle el coño con violencia, como suelen ocurrir las cosas en los locos jueves de fin de mes. Oh, sí, gemía ella, mientras él iba de un lado a otro con la boca y la lengua. Toma, le sugirió, métemelo en el culo. Le costó un poco hacerlo, porque esta vez no había más lubricante que su saliva, pero cuando lo hizo desató un gemido brutal. Sigue chupando, sigue chupando. Así lo hizo, mientras el vibrador hacia su trabajo en el culo él metía hasta tres dedos en el coño de su amante y jugueteaba con la lengua y el clítoris. Me voy a correr, gritaba, me voy a correr. Y así lo hizo, empapando su boca y el dildo, y las sábanas, de un delicioso néctar ardiente. Ven. Ahora te toca a ti, que sé lo que os gusta a todos los hombres, que sois todos iguales, y solo los que tienen suerte como tú encuentran una guarra para estas cosas. Se sentó entonces en la cama y lo puso a él de pie. Empezó a comerle la polla con la misma violencia con la que había ocurrido todo y al igual que con el dildo, la llevaba hasta lo más profundo de su garganta. Mientras tanto con la mano acariciaba los genitales, tirando de la piel fuertemente hacia abajo. Incluso de vez en cuando bajaba con la boca y le regalaba algunos dulces mordiscos. Me voy a correr, dijo él, a modo de advertencia. Entonces ella cogió la polla con las dos manos, echó la piel hacia atrás y con la punta de la lengua la fue meciendo, con la boca muy abierta, mirándolo a los ojos. El semen llegó en oleadas salvajes que se perdieron dentro de la boca, en los labios, en los ojos, en el pelo y hasta alguna dentellada terminó sobre la almohada. Ella utilizó su polla entonces como si fuera una cuchara para ir recuperando el semen de su rostro y llevarlo a su boca, como si de él dependiera que siguieran viviendo. Después un abrazo, algunas risas, la toalla para limpiarse y una ducha. Hoy tengo que volver a bufete antes, le dijo mientras se maquillaba frente al espejo. Él observaba el precioso cuerpo desde la cama, ese culo insaciable, esas caderas incansables. Y escuchó la frase que jamás esperó escuchar un jueves. La frase que significaba el final de la magia. Voy a dejarlo. Por un instante pensó que dejaba los encuentros. A Manel, voy a dejar a Manel. Lo dijo como quien habla sobre el tiempo o el último entuerto administrativo en el trabajo. Pero a él algo le crujió dentro, como si el suelo se cuarteara bajo sus pies. Las paredes se volvieron feas, ordinarias y el jueves dejó de ser jueves. El corazón se le aceleró y solo cuando llevaba varias zancadas en la calle, casi sin aliento, cayó en la cuenta de dos detalles importantes: Manel era su mejor amigo y él corría desnudo por la calle.
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