8 de diciembre de 2010

ME MIENTO


Me miento. Es algo parecido a una religión, porque lo que hago es llenar con una idea inventada el espacio que no ocupa la razón. El mejor ejemplo es cuando me encuentro con un coche fúnebre. No tengo datos, pero me imagino que el cuerpo sin vida que porta es el de un abuelo de 99 años, cuyo corazón se cansó, pausadamente, de latir. Detrás van sus más de veinte nietos, todos tristes, pero felices de haber compartido tantos años con su abuelo. Sus hijos, a los que adoraba, también se siente serenos y tranquilos, porque la vida es así, y hay que asumirlo. Incluso su viuda, que llevaba viviendo con el difunto toda una vida, va dando estos últimos pasos con la calma que da el paso del tiempo. Toman una salida anterior a la mía y los observo, allí van, y detrás mi imaginación, mucho más tranquila.

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