9 de diciembre de 2010

ACOJONADO ESTOY


Ahora me da mucho miedo volar. No el acto inhumano de elevarnos por el cielo embutidos en un supositorio con alas. Ni tan siquiera tengo miedo a la plantificación de un viaje y pensar que todo se puede ir al traste por los pijitos de la torre. Eso, incluso, me parecería anecdótico frente al miedo que me azota desde lo evidenciado este largo puente (más para unos que para otros). Tengo miedo al pensar en manos de quienes estamos. Es como si vieras al médico que va a operar a tu hijo tomarse un par de carajillos en la cafetería del hospital. A mí me entraría el canguelo ¿por qué?¿no conozco su trayectoria? Ya, pero me da que un tipo así no es de fiar. Lo mismo me pasa ahora, me doy cuenta de que una vez que esté en el aire, tanto el piloto como todos los pasajeros y mi familia, estaremos en manos de unos tipos demasiado inestables, lo han asumido ellos mismos, para un trabajo que les supera. No opino sobre las condiciones laborales que justifican su macarrismo, me pongo en la parte práctica y me imagino que al que le toca "aterrizar" nuestro avión se le ponga entre ceja y ceja que pum, de golpe, no puede con ese trabajo. Que se va ¿Cómo que se va? Sí, sí, que usted no sabe lo que es esto. Aquí IB5465 solicito pista...to...to...to...aquí IB5465 solicito pista ¿hay alguien?...Acojona.

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